American Pie: el reencuentro

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Con un espíritu adolescente

Hace casi trece años estos inmaduros de hoy eran adolescentes, imagínense cómo serían. El que no vió las tres entregas anteriores de la saga, no tiene que oprimirse demasiado el cerebro para imaginarlos. Están todos, la barra de East Great Falls en pleno. No se han visto desde hace tiempo, pero la convocatoria del Instituto donde estudiaban los reúne.

Los chicos que no querían recibirse sin experiencia sexual, han "casi" sentado cabeza. Algunos como Oz lograron éxito en la profesión que le gustaba, periodista especializado en deportes. Jim se casó con Michelle, que en un momento sólo hablaba de los campamentos musicales. En cuanto a Kevin, parece bastante feliz con la novia y una fórmula ideal para tener la relación en paz.

NUEVOS ROMANCES

De Stifler no se puede decir nada, porque se quedó en el tiempo. Sin escarbar demasiado, la obsesión sexual se mantiene prácticamente en todos. Ya sea en las insatisfacciones del matrimonio de Jim y Michelle, las búsquedas ridículas de Stiffler o ciertas dudas de Kevin. Además está el padre de Jim, viudo que todos se empeñan en "colocar".

Por supuesto que habrá nuevos-viejos romances con la reaparición de Heather, el amor imposible de uno de ellos o la "famosa" madre de Stifler, nunca olvidada por uno de sus adolescentes admiradores.

"American pie: el reencuentro" es lo que era, una comedia de enredos, de equivocaciones y malos entendidos. Sus protagonistas creen tener diecisiete en algún momento y sufren y se torturan como chicos. El sexo sigue siendo fundamental, más aggiornado por la web, o las nuevas reuniones sociales. El asunto es que antes los amigos tenían el encanto de la adolescencia y ahora lo escatológico se alivianó un poco, pero sigue teniendo el papel principal.

La película es una comedia con personajes fijados regresivamente en obsesiones sexuales no resueltas. Hay humor y buenas actuaciones de Jason Biggs y Alyson Hannigan.