La película podría etiquetarse como "típica comedia hollywoodense". Más si se inscribe en el marco de una saga de filmes que sobrevuelan suscintamente sobre las relaciones afectivas en el siglo XXI. Esta versión, dirigida por Will Glucks, se maneja con estereotipos bien marcados: protagonistas bonitos, talentosos en su profesión, pero desilusionados con su vida afectiva. Un trabajo los encuentra y así conformarán un vínculo que no es explorado con profundidad, sino que recurre a los clichés en una sociedad que está explorando nuevas formas afectivas que no se pueden etiquetar bajo la forma de amistad o amor con cánones tradicionales. Aparecen como relaciones "borders", que sin duda transitan límites finitos hacia el tema del amor. La versión que plantea esta película —desarrollada en New York— le otorga un toque moderno al cuento del príncipe azul .