El lugar de la mujer en la familia ya no es lo que era. Ya no queremos cocinar, planchar, lavar y cuidar a los nenes; ahora buscamos ser profesionales en el trabajo y madres part time, que el hombre, al menos a veces, cocine y ponga el lavarropas. Esta es el claro lema de vida que nos muestra Natalie Portman en Amigos con derecho.
La película se centra en la relación de Emma con Adam; dos jóvenes adultos con distintas perspectivas de la vida. Mientras que la prioridad de ella es terminar su residencia como doctora y no involucrarse amorosamente en ninguna relación; él deja que las cosas sigan su curso y mientras trabaja como asistente en un canal de TV, busca con rabia enamorarse.
Adam y Emma se cruzan varias veces en la vida en circunstancias inusuales, y es recién en su último encuentro cuando los dos aceptan jugar el juego del touch and go, pero como siempre, el pobre hombre sufrido ve en la mujer imposible algo que lo hipnotiza, y ella no hace más que negarse a reconocer que comparten los sentimientos.
Si bien es una historia clásica de comedia romántica, es imposible no engancharse con los personajes y terminar deseando un final feliz; el guión es bueno y la película no aburre en ningún momento, aunque claro, tampoco es una genialidad ya que cae en todos los clichés del género, pero con estilo.