Inseparables
La fuerza de una buena historia sumada a la solidez de sus intérpretes centrales demuestran que no hace falta mucho más para conquistar al espectador. Amigos intocables (Intouchables) fue un éxito en Francia (convocó más de 19 millones de espectadores) y está basada en la historia real de Philippe Bozzo di Borgo, un millonario que quedó tetraplégico a raíz de un accidente.
La película plasma la relación que se teje entre Philippe y Driss (Omar Sy), un joven negro de los suburbios de París que ingresa en un mundo desconocido cuando comienza a trabajar como su asistente y le devuelve las ganas de vivir.
Con este esquema sencillo, los directores Eric Toledano y Olivier Nakache, quienes vienen trabajando juntos desde hace años y de quienes acá no se conocen sus películas, exploran una relación laboral que se va transformando en una amistosa cuando entran en juego los afectos y la contención.
El rasgo más atrapante y emocionante del film es cómo se unen estos dos mundos antagónicos: el aristócrata que lo tiene todo menos la posibilidad de moverse por sí solo y el joven que también arrastra un complicado panorama familiar y laboral. La pregunta que se hace el relato es si realmente es sana esta relación tan cercana que, por momentos. priva a Driss de desarrollar su propia vida.
El relato hace gala de sus climas que navegan entre el humor y el drama más intenso y despiadado, pero sin golpes bajos, arrastrando los conflictos de sus dos personajes al centro de la emoción. Támbién resulta funcional y envolvente el uso de la música que va llevando a los protagonistas de un lado a otro. Philippe ve girar el mundo desde su silla de ruedas a a partir de un gran trabajo de Francois Cluzet (con cierto parecido a Dustin Hoffman), mientras que Driss cobra vida gracias a la conmovedora interpretación de Omar Sy. Dos actores al servicio de dos criaturas inseparables que deben tomar distancia. La escena final, ya sobre los créditos, deja ver a los verdaderos protagonistas.