"Me dijo 'Todo lo que quieras'/ y todo lo que quise, al final/ lo tuve". Ese es uno de los versos que recita, o deja escritos, un viejo poeta ya olvidado, camino a confundirse él mismo en el olvido. Pero, aun con sus lagunas mentales, y aunque nadie lo registre, él sigue siendo un señor elegante, cordial, de buen humor y buenos modales. Por ahí cerca vive un muchacho como tantos de ahora: no es mala persona pero no estudia, no trabaja, se junta con otros vagos y se lleva mal con el padre, que en este caso tuvo menos oportunidad de educarse (pero consiguió otra mujer, en tanto el pibe se enreda con la madre de un amigo). Pues bien, el padre obliga al hijo a tomar un trabajo mínimo, acompañar al viejo en sus paseos vespertinos. Los demás vagos también tomarán parte. Y el resto de la historia, se la dejamos al espectador, para que la descubra, se regocije y se emocione, porque ésta es una comedia suave, sencilla, nada sensiblera pero bien sentida, y bien italiana, que además tiene algo profundo. No es solo para pasar el rato.
Autor, Francesco Bruni, más conocido como libretista de "Comisario Montalbano", "La prima cosa bella" y otras buenas obras peninsulares. Autor de los versos, Simone Lenzi, poeta y cantante, a veces también libretista. El muchacho, Andrea Carpenzano, debutante con buen futuro. Y el viejo, nada menos que Giuliano Montaldo, el director de "Sacco y Vanzetti", "Giordano Bruno" y otros títulos memorables de los '70, que cada tanto hace alguna aparición, pero aquí es coprotagonista, y nos deja un personaje entrañable. Un detalle: atención a la dedicatoria que aparece en los créditos finales, una tocante revelación.