El tercer largometraje del director y guionista Francesco Bruni parte de ciertas experiencias que transitó a lo largo de su vida para confeccionar la historia de Alessandro, un veinteañero de Roma, que no estudia ni trabaja y pasa sus días con sus amigos que están en su misma situación. Es por eso, que su padre lo obliga a tomar un empleo cuidando a Giorgio, un poeta de 85 años que está en la primera etapa del Alzheimer. Con el correr de los días, esta relación entre personalidades y generaciones disímiles va evolucionando hasta dejar una marca en cada uno de ellos y aventurarse hacia ciertas cuentas pendientes.
La comedia italiana “Amigos por la vida” mezcla algunas tramas vistas anteriormente en una gran cantidad de películas. Una amistad entre generaciones opuestas, donde cada uno de ellos le enseña su forma de vida e influye para que sus días sean más amenos, como también este viaje final del protagonista más anciano, el cual busca redimirse o lograr concretar alguna cuenta pendiente antes de partir.
De todas maneras, existen ciertas subtramas que le agregan una cuota de originalidad a la historia, como la del grupo de amigos que no tienen un propósito en la vida y que a lo largo del film van a ir encontrándolo; una relación de amor y atracción entre Alessandro y la madre de uno de los jóvenes; el vínculo entre Alessandro y su padre; la propia historia de Giorgio que lucha contra su pasado y su memoria, al igual que con el olvido de su obra a su alrededor, entre otras.
Asimismo, hay que destacar la dinámica que se da entre los actores principales, quienes logran conformar una amistad que traspasa las edades y los tiempos. A pesar de que en la mayor cantidad del tiempo que dura la película nos ofrecen un tono de comedia, existen ciertos pasajes donde apelan a la emoción. Sin embargo, en ningún momento dejan que este sentimiento ocupe completamente la historia, sino que luego de algún instante conmovedor, rápidamente se pasa a otra situación. No buscan la lágrima fácil del espectador a partir de golpes bajos, sino que intentan priorizar el estilo ligero y ameno.
Las locaciones también son interesantes, sobre todo cuando en el último tercio el film se convierte en una especie de road movie, donde la pareja protagónica y el resto de los jóvenes que conforman el grupo de amigos se embarcan hacia una aventura para encontrar lo que suponen que es un tesoro. Allí dejamos los escenarios bastante concurridos por el elenco para conocer más el exterior de algunos sitios de Italia.
En síntesis, si bien “Amigos por la vida” es una historia que repite la fórmula de una infinidad de películas, incluso con una resolución bastante predecible, es interesante ver cómo se forma y va mutando la relación entre los protagonistas disímiles que logran generar una química particular.