La comedia dramática del 2011 Amigos intocables logró convertirse en un indiscutido fenómeno popular del cine francés alrededor del mundo.
El film producido por Harvey Weistein antes de su caída en Hollywood recaudó más de 400 millones de dólares y funcionó muy bien en todos los países donde se estrenó.
En Argentina se hizo la remake dirigida por Marcos Carnevale, con Oscar Martínez y Rodrigo De La Serna y ahora le tocó el turnó a la innecesaria versión norteamericana.
En Estados Unidos la obra original de los directores Olivier Nakache y Éric Toledano resultó la producción francesa más popular en los últimos 30 años y tuvo una muy buena recepción del público.
La nueva versión realizada por Neil Burger (El ilusionista)no es para nada una mala película pero resulta intrascendente si ya viste la original, debido que se limitaron a copiar la obra francesa.
Para quienes no llegaron a descubrir todavía el film del 2011 la mejor recomendación es que disfruten primero la interpretación europea que es la que vale la pena.
Bryan Cranston forma una buena dupla con el comediante Kevin Hart que resulta eficiente, mientras que Nicole Kidman no aporta demasiado en un rol secundario.
El tema con el film de Burger es que al tratarse de un calco prácticamente de la película francesa los protagonistas no tuvieron ningún margen para explorar estos personajes desde una visión diferente y los artistas resultan muy desaprovechados.
Para el público que ya conocía la historia la nueva remake es una propuesta aburrida de ver porque no tiene ningún atractivo especial.
La cuestión con este conflicto es que la versión original ofrecía un relato muy humano que trascendía las fronteras culturales. Por esa razón resultó un suceso internacional
La idea de refritar el mismo argumento una y otra vez en un contexto diferente no tiene mucho sentido y solo aporta una película olvidable que no merece mayor atención.