En el año 1979 se estrenaba Aquí vive el horror, una película basada en los asesinatos llevados a cabo por Ronald DeFeo contra su familia, un padre que escuchaba voces que lo alentaban a cometer esos hechos con escopeta en mano. El film se inspiró en ese caso policial que también instaló la idea de una entidad maligna que habitaba el lugar. Se conocieron varias continuaciones, otros títulos que se aprovecharon del éxito, libros y hasta una remake que protagonizó Ryan Reynolds, en 2005.
Cuarenta años después de lo ocurrido en la historia original, llega Amityville: El despertar, cuya trama gira alrededor de una nueva familia que llega al lugar del horror. La madre Joan -Jennifer Jason Leigh, correcta en su rol-, la joven Belle -Bella Thorne-, su pequeña hermana Juliet -McKenna Grace- y James -Cameron Monaghan-, el hermano postrado y conectado a un respirador artificial, debido a una caída que sufrió desde un tercer piso. El frágil e inmóvil cuerpo de James es el nexo entre la entidad siniestra y la realidad que enfrenta el nuevo clan.
El film del especialista en el género, Franck Khalfoun, tuvo postergaciones y retoma la idea de la versión original -y de hecho es la que más se acerca- para mantener la tensión y los sobresaltos bien dosificados en la primera parte del relato, pero sin escapar a los convencionalismos del género y conociendo que el espectador sabe lo que ocurrirá.
Entre sótanos siniestros, cuerpos retorcidos, empapelados ensangrentados y una presencia que se pasea por la casa, la trama juega además con la idea de la inocencia de Belle -la única que no conoce realmente donde se mudó y comienza a investigar-, la inteligencia de sus dos compañeros del colegio -"Las nuevas versiones son pésimas"- y hasta el hecho de animarse a mirar la película que protagonizaron Josh Brolin y Margot Kidder en la oscuridad del living.
Si bien el desenlace pierde puntos en cuanto a la construcción de las atmósferas de terror sobrenatural, el relato ofrece momentos logrados que inquietan, asesinatos, posesiones y sobresaltos. Y la historia se repite una y otra vez.