A semanas de un estreno con el título “Amityville” llega otra cinta de terror alrededor de la famosa casa, Amityville: el despertar de Franck Khalfoun.
Una mujer viuda se muda a la casa en donde sucedieron las masacres de Amityville hace cuarenta años. La acompañan sus dos hijas y su hijo, en camilla y estado vegetativo. Belle, la mayor, comienza a notar extraños sucesos en la casa y, a medida que esto pasa, su hermano comienza a tener mejorías sin ninguna explicación.
Si hace unos días hablamos de una película que tenía Amityville en su título pero no tenía nada en su argumento alrededor de los eventos ocurridos en la casa, esta continuación o expansión de la historia utiliza algunos recursos ya vistos en el género pero no abusa de ellos y logra el efecto buscado.
En primer lugar parte de actuaciones creíbles y convincentes. Aunque el protagonismo cae en la adolescente protagonista Bella Thorne, es Jennifer Jason Leigh quien con sus expresiones corporales conforma una desquiciada madre que se destaca. El guion maneja bien esta actitud del personaje, llevando al espectador a dudar sobre cuál es el verdadero poseído de la película.
A la par satiriza las previas adaptaciones utilizándolas como pretexto para que los adolescentes conozcan la historia de la casa, mientras ven un fragmento del primer film protagonizado por James Brolin. Aunque no aporta nada a la historia sí suma a darle mayor “credibilidad ” a los hechos, reforzados con la apertura y cierre de un periodista que relata la crónica policial de lo sucedido.
Finalmente se destacan los efectos especiales usados: en mayor medida maquillajes prácticos y acotados al presupuesto pero que encuentran el objetivo buscado de asustar o perturbar al espectador.