Joan (Renato Quattordio) es un adolescente de clase alta, hijo único que vive en una mansión con su severo padre, un juez de la nación con quien tiene una relación tirante, y con su indulgente madre la cual no tiene a la vista ninguna actividad productiva. Joan acude a un exclusivo colegio privado y es allí donde cumple una de las fantasías más recurrentes para un adolescente hormonalmente activo: tener un affaire amoroso con una profesora, en este caso su profesora de arte Luciana (Romina Richi). Una relación que obviamente debe mantenerse en la clandestinidad porque los treinta y pico de ella y los 16 años de él no solo convertirían a ese vínculo en una fuente segura de escándalo sino que la ponen a Luciana directamente fuera de la legalidad.
El otro problema para Joan es que no está solamente caliente con la profesora como en la canción de Van Halen, sino que está legítimamente enamorado de Luciana y, con su irrefrenable e irreflexiva pasión adolescente, la considera el amor de su vida y sufre por no poder estar abiertamente con ella. Por eso, cuando se entera que Luciana renuncia a su puesto y se va de viaje, se le viene el mundo abajo. El mismo día de la noticia, en uno de sus encuentros clandestinos, conciben el plan de escaparse por unos días a una casona en el medio del campo perteneciente a la familia de ella. Como esta escapada debe lógicamente mantenerse en secreto, nadie sabe el paradero de ambos. A poco de llegar, Joan se va a enterar que Luciana no es quien dice ser, que no fue llevado allí para tener una vacación romántica, y que se verá obligado a crecer de golpe no solo para superar el desengaño sino para salvar su vida.
La premisa del romance alumno profesora ha sido fuente habitual para comedias picantes en épocas menos preocupadas por la corrección. Recordar por ejemplo Lecciones privadas (1981) con Sylva Kristel (Emmanuelle) haciendo de tutora y amante en una película que en un contexto muy diferente guarda sin embargo con esta algunas similitudes argumentales. Amor bandido no toma sin embargo esta vertiente liviana y de hecho no hay casi nada de humor en toda la película. Se trata de un film de climas oscuros, con una puesta en escena fría y gris y con la idea de generar una sensación de amenaza. Los momentos luminosos, si se los puede considerar así, son los que conciernen a la pasión de Joan y son percibidos así por su mente enamorada, que es lo que termina también justificando los varios momentos cursis.
El primer largometraje como director de Daniel Werner, quien cuenta con una amplia carrera como productor, no pierde el tiempo y nos ahorra los momentos previos de seducción para presentarnos la relación ya consumada y concentrar el relato en unos pocos días lo cual acentúa la sensación de urgencia, aunque ya desde temprano va presentando indicios de que Luciana tiene otros planes en mente y toda la situación dista de ser algo espontáneo. La historia lleva fatalmente al choque entre la inocencia del amante imberbe y la sordidez y crueldad de un mundo al cual hasta entonces no había tenido que enfrentarse en la seguridad de su hogar acomodado, con lo cual se convierte también en una suerte de coming of age acelerada y a la fuerza .
El otro elemento que tiene que ver con esta pérdida de la inocencia es el sexo. En buena medida porque es lo que le permite a Luciana tener un control sobre su joven e ingenuo festejante. El film se presenta entonces también como un thriller erótico, con algunas escenas de sexo y desnudos, aunque en una medida más discreta, cuidando de no caer en el sexplotation, quizás porque el subgénero tan en boga en los 80 y 90 ya no está bien tan bien visto como entonces.
El film se sostiene sobre todo en su elenco principal, en las convincentes actuaciones de Quattordio y Richi, su pareja protagónica, y en las del tercero en discordia interpretado por Rafael Ferro, quien viene a inyectar sordidez y violencia. Su problema mayor es que a partir de cierto punto se vuelve predecible y toma casi todas las decisiones más o menos esperables, además de un verosímil cuestionable. Werner hace un collage donde mezcla el erotismo y el film de crecimiento, pero sobre todo se trata de un thriller de manual que por momentos es tenso y atrapante y por otros bastante obvio.
AMOR BANDIDO
Amor bandido. 2021 Dirección: Daniel Werner. Intérprete: Renato Quattordio, Romina Richi, Rafael Ferro, Mónica Gonzaga, Sergio Prina, Santiago Stieben, Patricio Penna, Carlos Mena. Guión: Diego Avalos, Daniel Werner. Fotografía: Manuel Rebella. Montaje: JP Docampo. Dirección de Arte: Andrea Benitez. Dirección de sonido Nahuel Palenque. Música Mariana Aulicino. Producción ejecutiva: Daniel Werner. Duración: 80 minutos