La familia es lo primero.
Las películas sobre relaciones familiares suelen ser dramones o comedias en las cuales la verosimilitud de los conflictos y los personajes quedan supeditados a la idealización. No es el caso de “Amor de familia”. El filme de Remy Bezançon indaga en las relaciones parentales y filiales en varios episodios claves de la vida de los integrantes de una familia. Así, aparecen los problemas y las desavenencias clásicas que genera algo tan clave como el tránsito a la madurez de los adolescentes. También la inexorable reflexión de los adultos, con sus problemas propios de la edad o los proyectos incumplidos, y unos hijos que no quieren que les digan qué hacer. El director no se permite facilismos y deja sobrevolar el humor sobre la acción como una consecuencia lógica de un buen guión.