Mamá, cueste lo que cueste.
Esta película es una montaña rusa: se empieza con una gran subida donde somos conducidos de manera firme y constante, para después terminar en una caída libre a toda velocidad. Tres mujeres componen este relato sobre madres donde increíblemente ninguna de ellas lo es. Es decir, no es una película sobre la relación madre-hija, es sobre el deseo (aparentemente indispensable) de las mujeres de tener hijos.
Atención se revelan detalles importantes de la trama
Annete Benning, deprimida por dejar a su recién nacida hija en adopción cuando era una adolescente, hace de una vieja, solterona y amargada que cuida a su madre pero cuya muerte hace que tenga una relación con la hija de la empleada de limpieza. Toda esta historia es un gigantesco golpe bajo, del cual no sabes cuándo empezó ni cuando termina.
Naomi Watts, es la hija de Benning, que según sus propias palabras es feliz de ser independiente ya que no tiene que cumplir las expectativas de nadie. Por lo tanto, ella es libre de ser un personaje despreciable que usa a los hombres ya sea para escalar laboralmente o simplemente para divertirse arruinando un matrimonio. Lo patético es que todo cambia cuando se entera que va a tener un bebe y ahora tenemos que perdonarla al convertirse en mejores amigas con una adolescente ciega.
Kerry Washington tiene en sus manos el único personaje coherente y que por suerte lo interpreta con honestidad y virtuosismo. No es casual que esta historia sea la única capaz de generar una escena tan potente como la del hospital, en la cual Washington grita desconsolada. A esta historia le juegan en contra el personaje de su marido (donde claramente deja en evidencia que los hombres en esta película no solo son escasos sino que también idiotas) y esa muy extraña adolescente embarazada cuyas inverosímiles demandas en busca de los perfectos padres adoptivos debilitan el relato.
El peor error de toda esta aventura (aunque es coherente con la película), es el final. Es increíble en todos los sentidos. Yo nunca creo haber escuchado, que sí o sí las películas corales tienen que tener un momento en que se junten sus historias. Es impresionante como se les pudo haber ocurrido que estaba bien este desenlace. Es asqueroso, horrible y perverso. Watts muere dando a luz porque quiso tener un parto natural, por lo que su bebe pase a ser adoptada por una mujer infértil cuyo sueño es ser mamá; y que para colmo, todo esto termina con Benning yendo a ver a su nieto como cierre a su terrible trauma por haber dejado en adopción a Watts cuando apenas había nacido. ¿Irónico verdad?