Considerando lo que una comedia de factura promedio local puede ofrecer, y dado que muchas de las realizadas en el último tiempo han mejorado su nivel al eliminar de su desarrollo expresiones de humor chabacano (no confundir con humor sencillo de resolución ágil y efectiva), podemos decir que en un porcentaje alto es posible que las comedias de origen local, sobre todo las románticas, llegan al resultado esperado.
Por lo general una comedia del estilo que nos ocupa debe tener un contexto bien delineado, en el marco del mundo que se ha creado para los personajes, una pareja protagónica versátil, que no solamente se vea bien en cámara. También es menester que la química sea clara. Y convincente, que dicho universo lleve los tiempos narrativos de la historia de manera adecuada y que los personajes secundarios o satélite tengan el peso justo y no otorguen ni más ni menos de lo que es necesario para que no se desarme el equilibrio.
Nicolás Furtado Y Natalie Pérez generan, en la interpretación de los personajes que encarnan en “Amor de película”, la química de la que hablo. Un universo bien planteado en el que un mundo ficticio, representado a través de un cortometraje, sirve para la unión de los personajes y resulta ser, a la manera de un mundo paralelo, el lugar en que ambos pueden reencontrarse una y otra vez, de manera poética, a la hora de verse cara a cara y saber qué es lo que sienten, casi como una divertida anécdota para contar a unos nietos que el futuro eventualmente puede darles.
Un excelente contrapunto se produce con la figura del malvado director del unipersonal de Vera (Pérez), muy buen compuesto por Guillermo Pfenning, en este film dirigido por Sebastián Mega Díaz quien lleva, bajo su coordinación, al elenco por un camino bien trazado en el contexto de una comedia romántica de definición sencilla, divertida y concreta. Otro punto a favor aparece encarnado en Vanesa Butera, de trabajo más que correcto en el personaje de la amiga, en quien la protagonista se apoya en los pequeños y divertidos intercambios entre ambos personajes.
El resultado es entretenido y sirve a la hora de pensar en una comedia que define una buena historia romántica con personajes de trazo sencillo pero reconocibles y certeros en dicha construcción.