Tiene sustancia esta pequeña comedia romántica. Sustancia y buenas observaciones, moderado encanto, humor amable, una pizca de nostalgia, otra de emoción, e intérpretes más que buenos. La historia, medianamente previsible, nos pinta una pareja casi cuarentona que sobrelleva 15 años de convivencia, poca chispa en la cama, ningún sueño en común, y encima viven en un pueblo cualunque cerca de la costa inglesa donde nunca pasa nada. Hasta que pasa.
Ella tiene simpatía, luz y paciencia. Él tiene un hobby, un sitio web dedicado a un músico norteamericano que se esfumó de los escenarios hace como 20 años. Y el músico tiene la curiosa idea de dar señales de vida. Pero no a su fanático, sino a ella. Primero son señales virtuales, después cara a cara. El tipo es un loser querendón. Un suplemento vitamínico para señoras. Y algo sucede. ¿Cómo se defiende un simple mortal en esas circunstancias? ¿Y ella cómo asume las novedades que refrescan su vida?
Forman pareja Rose Byrne, bastante compradora, y Chris O'Dowd, muy en papel haciendo el ridículo. Tercero en discordia, Ethan Hawke, una garantía, lástima que cante. Director, Jesse Peretz, especialista en series familiares y videoclips. Todo basado en la novela "Juliet, desnuda", de Nick Hornby, el autor de "Alta fidelidad" y otros títulos acá más apreciados en cines que en librerías. Y eso que escribe bastante bien, sobre todo historias de infelices perdedores, inmaduros, y mujeres capaces de reorientar a cualquier gil. Por el camino del corazón, o por la puerta de salida.