Los lectores de Nick Hornby encontrarán los rasgos característicos de los personajes del autor de otras novelas suyas llevadas al cine como "Alta fidelidad", "Un gran chico" y "Enseñanza de vida": personajes obsesivos, exasperantes pero queribles, amores en crisis, y, sobre todo, un humor amable en historias a veces disparatadas. Ese el es caso de "Amor de vinilo", una buena adaptación de la novela "Juliet, naked".
La historia transcurre en una pequeña ciudad costera de Inglaterra. La pareja protagónica está formada por Annie (Rose Byrne), directora del decadente museo local cuya pieza estrella es el ojo conservado en formol de un tiburón que murió en la playa, y Duncan (Chris O'Dowd), un docente estadounidense obsesionado con Tucker Crowe (Ethan Hawke), un rockero que tuvo sus 15 minutos de fama, pero que hace 20 años desapareció sin dejar rastro, algo que generó una leyenda a su alrededor.
Duncan dirige un blog sobre Crowe que comparte con unos pocos fans y Annie se está cansando de compartir la vida con su pareja y con ese personaje que no le parece nada extraordinario. Así pasan los días hasta que ocurre un hecho extraordinario, cuando Annie, solo para molestar a su pareja, escribe una reseña adversa a Crowe y el rockero retirado le responde elogiando su sinceridad.