El nuevo traspaso al cine de una novela de Nick Hornby, Amor de vinilo, es una comedia romántica sumamente eficaz, sin pretensiones de ser inolvidable, pero que se convierte en un entramado de situaciones y personajes entrañables.
Annie (Rose Byrne) y Duncan (Chris O’Dowd), ambos cercanos a los cuarenta años, forman una pareja desgastada por la rutina, cuyo presente está sostenido con alfileres. Ella es la encargada en un museo de una pequeña localidad costera de Inglaterra. Él da clases de análisis audiovisual, pero ocupa la mayoría de su tiempo en cultivar su fanatismo por un músico de rock de los noventa: Tucker Crowe (Ethan Hawke), quien luego de publicar un álbum desapareció misteriosamente de la escena musical. Cuando aparece una grabación inédita del retirado rock star, Annie, bajo un seudónimo, deja una mala reseña sobre ese material en el sitio que el profesor tiene sobre el cantante. Inesperadamente, Annie y Tucker comienzan a mantener una comunicación vía e-mail, para luego conocerse personalmente.
Amor de vinilo, cuyo título original es Juliet, naked, está basada en una novela de Nick Hornby, autor de los libros también convertidos en películas: Alta fidelidad y Un gran chico. Ambas, además, como esta, son historias que tienen a la música como elemento fundamental. Al mismo tiempo que presentan personajes que tienen un lazo con la cultura popular, son graciosos, cálidos, imperfectos. Son anti-héroes con algo de egoísmo, un poco inmaduros, en cierto grado patéticos, pero sumamente queribles.
Jesse Peretz, con una gran experiencia televisiva, que fuera además bajista de un grupo de los noventa, The Lemonheads -por lo tanto, conoce perfectamente el paño-, dirige esta entrañable comedia, sin exageraciones, con personajes amables (sin que esto resulte peyorativo, por el contrario: el “menos es más”, es aquí una virtud).
Amor de vinilo es una comedia romántica no edulcorada, con dosis justas de nostalgia que conecta el pasado (el del músico, el de la muestra del museo en el que trabaja Annie, el de la obsesión de Duncan) con la realidad del presente. Después de todo, la actualidad del músico, con todos los avatares de la gran cantidad de hijos que tuvo en su desordenada vida, es un calidoscopio de interrogantes con múltiples historias a futuro.
La eficacia de esta película no sería la misma de no ser actuada por el trío protagónico, en especial por la química que se establece entre la magnética Rose Byrne y el perfecto Ethan Hawke.