Mientras que la gran industria sucumbía ante los efectos de Cameron y su Titanic arrasador alrededor del mundo; en el mismo año, otra película se convertía en objeto de culto inmediato tras alzarse como la gran ganadora del Oscar a la Mejor Película en Idioma Extranjero, hablamos de Carácter, de Mike Van Diem.
Casi veinte años tuvimos que esperar para ver el próximo opus de su director, dedicado en el medio al servicio publicitario. Vale aclara, Amor por Sorpresa se presenta como un producto bien diferente de aquella ópera prima.
Mezcla de comedia negra y romántica, algunas similitudes inmediatas pueden encontrarse en Buscando un amigo para el fin del mundo y el estilo de ciertas comedias francesas sofisticadas.
La premisa es original; Jacob (Jeroen van Koningsbrugge) decide terminar con su vida, no puede soportar el dolor por la pérdida de su madre, y pese a haber heredado una mansión, todo es oscuro según su visión, nada lo contenta.
Tras algunos intentos personales fallidos, acuda a una empresa, Elysium, que brinda el servicio de acabar con la vida de sus clientes mediante determinadas pautas.
Sin mayores inconvenientes morales, todo sería “normal”, de no ser porque en el medio, Jacob conoce a Anne (Georgina Verbaan), una mujer que firmó un contrato con la misma empresa, y se enamoran.
De este modo, el guion, basado en una historia corta del escritor Belcampo, realiza una bisagra. Con un inicio propio del disparate y la comedia negra, aunque delicada, luego del enamoramiento y de la imposibilidad de quebrantar el arreglo con un cumplimiento seguro pero incierto en cuanto al plazo, se da paso a una historia más típica en la que ambos persones deciden sacarle el mayor provecho a lo que les quede de vida, claramente algo no tan original.
De todos modos, cierto cinismo e ironía nunca es del todo abandonado, y cuando recurre a él vuelve a brillar.
Probado en el melodrama con su anterior film, Van Diem rehúsa de cualquier golpe bajo; al momento de exponer las tragedias de sus protagonistas lo hace con liviandad y gracia; lo mismo podría decirse a la hora de encarar el asunto de la muerte. Habrá escenas específicas para el drama y para la reflexión de su planteo vital, pero nunca en grado de maniqueo.
Hay un cierto margen para la corrección formal y el buen gusto, propio de la comedia europea más clásica (olvídense del corrosivo humor inglés). Esta co-producción entre Holanda- Bélgica-Alemania-Irlanda decide ir por los caminos leves y esbozar sonrisas antes que producir fuertes carcajadas.
van Koningsbrugge y Verbaan logran buena química entre los dos y apuntalan la situación cuando tiende a caer. Ambos parecieran tener pasta para la comedia y el director logra sacarles un buen timing.
Hay también un interesante trabajo en el desarrollo de los secundarios para rodear a la pareja. Los empleados de Elysium y los de la mansión de Jacob tendrán buenas características proclives a la comedia y sus intérpretes saben aprovecharlas.
Sin grandes logros, ni demasiados artilugios, Amor por sorpresa entrega un producto noble, distintivo, y que se ubica un poco más arriba de la media que nos llega corrientemente desde los EE.UU. con una fórmula armada y gastada.
Quizás lo que permita que se mantenga arriba sea su planteo y su tratamiento, cuando las puertas al melodrama estaban abiertas de par en par, Van Diem y su Co-Guionista Karen Van Holst Pellekan plantean los mismos conflictos, pero con una sonrisa en la cara. De más está decir que también elude ciertos lugares comunes de la comedia romántica hollywoodense actual.
Amable, mantiene un inicio que no lo sostiene, no llega a profundizar en pos de quedarse en el terreno más tradicional y conocido, y, aun así, en esa media tinta el resultado no deja de ser satisfactorio nunca.
Es en la estética donde Van Diem demuestra que ha pasado sus últimos años en el ámbito publicitario. Siempre prolija, cuidada, con una fotografía de colores amalgamados y brillantes, es también desde esa postura un trabajo formal.
No quedará en el recuerdo eterno, no arrasará con premios, ni posiblemente pase a integrar una lista de cuto, pero Amor por accidente cumple su objetivo de entretenimiento y lo hace con armas loables dejando en el medio varios apuntes interesantes. Con eso le alcanza.