Muero de amor
Es una comedia sofisticada, que tiene un timing que envidiarían muchos directores de sitcoms.
Con dos películas dirigidas en los últimos 18 años (la anterior es Carácter, 1997, Oscar al mejor filme hablado en idioma extranjero el año en que lo único que en la ceremonia se escuchaba era Titanic) no podría decirse del holandés Mike van Diem que sea un realizador ducho. Pero lo cierto es que Amor por sorpresa no sólo es una rareza por su origen (¿cuántas comedias de los Países Bajos ha visto el lector estrenarse en la Argentina?) sino porque tiene un timing que envidiarían muchos directores de sitcom de media hora.
La trama es básica y sencilla. Jacob (Jeroen van Koningsbrugge) es heredero de una fortuna, vive con su madre en una tremenda mansión, tiene decenas de autos pero bien dicen que el dinero no hace a la felicidad. Así que cuando su madre muere, decide desprenderse de todo, hasta de su vida.
Como los intentos de suicidio son vanos (esto es una comedia), apela a los servicios de una compañía para que lo pase a mejor (para él) vida. En el contrato se especifica que será por sorpresa y que una vez que lo firme, no podrá echarse atrás.
El asunto es que mientras está eligiendo su propio ataúd, conoce a Anne (Georgina Verbaan), que está allí por el mismo motivo. La atracción es casi instantánea, y Jacob no sólo ya no quiere morir, sino que planea escapar con su amada.
Este tipo de películas se sostienen o, mejor, son agradables y da placer verlas a medida que el espectador va conociendo a los personajes, estos van creciendo al mostrarse y, por supuesto, los diálogos tienen la chispa y la gracia necesarias.
Todo esto se cumple en Amor por sorpresa. También la inesperada vuelta de tuerca (no me vengan con que se la veían venir...) y las actuaciones. Porque el filme reposa en los protagonistas, sus expresiones, pensamientos y cambios de humor para que el público salga de la sala con una sonrisa y recuerde -o piense por una vez- que también hay un cine entretenido y hecho con talento que se hace lejos de Hollywood.
Lástima que llegue tan poco.