Amor sin barreras es la última película de Steven Spielberg, que vuelve a adaptar el musical de Broadway, cuya anterior versión cinematográfica ganó 10 premios Oscar, incluyendo el de Mejor Película en 1961. Y tiene un elenco encabezado por Ansel Elgort, Rachel Zegler, Ariana DeBose, David Alvarez, Brian d’Arcy James, Corey Stoll y la ganadora del Oscar Rita Moreno, participe en ambas versiones cinematográficas, interpretando en esta ocasión un personaje completamente nuevo llamado Valentina, entre otros.
La historia es una adaptación libre de Romeo y Julieta de William Shakespeare, ambientada en la Nueva York de la década del 50. Y cuenta el romance entre Tony (Elgort), antiguo líder de los Jets, una pandilla de estadounidenses y Maria (Zegler), hermana de Bernardo (Alvarez), líder de los Sharks, pandilla rival formada por inmigrantes puertorriqueños.
Lo primero que es necesario destacar es que esta película vuelve a repetir uno de los temas principales de la obra de Steven Spielberg, que es el de las consecuencias de la falla en un sistema. Algo que se ve claramente en Jurassic Park, pero que también ocurre en una historia basada en hechos reales como La lista de Schindler , en comedias como La terminal y Atrápame si puedes , la ciencia ficción como Minority Report, y el terror de Tiburón. Ya que este romance entre dos miembros de bandas rivales rompe las leyes sancionadas en las calles, haciendo que un Tony enamorado salte la reja para acercarse al balcón de María sabiendo que invade un territorio prohibido.
En segundo lugar hay que destacar que Spielberg recupera la esencia de la versión original, y la homenajea, con coreografías similares a las de Jerome Robbins, donde los personajes se lucen bailando con una fluidez natural que le otorga verosimilitud a la puesta en escena, todo lo contrario a lo forzadas de La la land . Lo que es posible también gracias al carisma de los diferentes personajes, entre los que se destacan los descubrimientos de Rachel Zegler, como esta Maria joven y enamorada y Ariana DeBose, como Anita, su contracara, cuya desilusión se ve reflejada en el número musical América.
En último lugar vale la pena destacar los rubros técnicos, donde el dos veces ganador del Oscar Janusz Kaminski deslumbra con el uso del color y los grandes angulares para generar imágenes de gran espectáculo sin la necesidad de recurrir a movimientos de cámara rebuscados. Así como también el diseño de producción a cargo del también ganador del Oscar Adam Stockhausen le otorga el encanto que el género necesita a este prosaico barrio neoyorquino, otorgándole la épica necesaria a esta historia de amor.
En conclusión, Amor sin barreras es un homenaje de Steven Spielberg al cine musical, al que no se limita a copiar, sino que le imprime su estilo característico forjado a lo largo de cuatro décadas, respetando sus reglas. Pero lo que lo engrandece aún más es que tratándose de un gusto personal de su director, no se olvida de su público, sino que lo invita a disfrutar de una de las películas más espectaculares de toda su carrera.