La decisión de partir es la última obra del director coreano Park Chan-Wook, ganadora, entre tantos otros, del premio Bafta a la Mejor Película de habla no inglesa. Y está protagonizada por, Jan Hae-il, la estrella del cine chino Tang Wei, Lee Jung-hyun, y Go Kyung-Pyo entre otros. La historia, estructurada en dos actos, se centra en Jang Hae-joon (Hae-il), un meticuloso detective coreano que investiga la muerte de un empresario chino caído de una montaña. Pero que, a pesar de estar casado, entabla una relación con su esposa (Wei), a la que considera como principal sospechosa. En primer lugar es necesario destacar que en esta ocasión Park Chan Wook vuelve a generar en los espectadores la sensación de desconcierto que caracteriza su obra, sumado los sorpresivos giros en la trama, el humor negro y los cambios de género. Ya que en este caso en particular hay una alternancia entre el melodrama y el cine negro, con una mezcla del romanticismo del primero y la tensión sexual del segundo. Pero la violencia, llevada al extremo en «Oldboy» (2003), su obra cumbre, se deja fuera de campo, haciéndose presente de manera latente, que en esta ocasión particular resulta más efectiva. Un párrafo aparte merece la actuación de Tang Wei, como esta sufrida femme fatale, que saca provecho de su nacionalidad china para construir este personaje cuya condición de extranjera resulta fundamental para la trama. Y aún a aquellos espectadores que no advertimos la diferencia entre su idioma natal y el coreano nos queda claro el uso narrativo que se hace de ambos idiomas, porque esta dualidad la convierte en víctima y victimaria al mismo tiempo de su propia manipulación, en la que nos vemos enredados por compartir el punto de vista del protagonista masculino.
Maremoto es una película proveniente de Noruega en la que su director, John Andreas Andersen, vuelve a abordar el cine catástrofe con el hundimiento de una serie de plataformas petroleras en el Mar del Norte. Y está protagonizada por Kristine Kujath Thorp, de una larga trayectoria en el cine y la televisión de dicho país, acompañada de Anders Baasmo, Bjørn Floberg, Rolf Kristian Larsen y Henrik Bjelland, entre otros. La historia sigue a Sofía (Kujath Thorp), que maneja un dron submarino diseñado para el rescate, que es contratada para investigar el hundimiento de una de estas plataformas petroleras. Lo que según dicen es solo el comienzo de un desastre ecológico 350 veces mayor que el de Deepwater Horizon, llevado al cine en la película «Marea negra». El principal problema de esta película son sus limitaciones presupuestarias, que se hacen notar especialmente en la escasez de escenas de gran espectáculo, a las que nos tiene acostumbrados el cine de Hollywood contemporáneo, para darle al espectador una dimensión del desastre al que se enfrentan sus personajes. Siendo esto suplantado por planos cerrados, que generan la sensación de claustrofobia necesaria para las escenas submarinas, donde el uso de la tecnología de punta recuerda al cine de James Cameron. Así como también resulta molesta la bajada de línea ecologista, a pesar de su innegable importancia, ya que no se integra al relato, sino que ralentiza la acción dramática con largas explicaciones, propias del cine documental que terminan resultando anti climáticas. Además de la falta de desarrollo de los personajes secundarios, ya que a excepción de su protagonista, sobre la que se carga todo el peso dramático, resulta difícil empatizar con ellos, porque se limitan únicamente a cumplir su función dentro de la trama. En conclusión, Maremoto es una película a la que sus dichas limitaciones le juegan en contra, a pesar de sus indudables buenas intenciones, como es la de dar un mensaje sobre el cuidado del medio ambiente. Porque elige explicar en lugar de mostrar, sin fusionar de manera armónica el mensaje con el relato, por lo que parece que los problemas presupuestarios justifican las malas decisiones de puesta en escena.
El siervo inutil es una película argentina producida y filmada en la provincia de Córdoba, opera prima de Fernando Lacolla y protagonizada por Federico Lis. Acompañado de un elenco formado por Rubén Gattino, Víctor López, Pola Halaban y Axel Prato, entre otros. La historia, con sus secuencias divididas en capítulos con créditos que titulan cada una, se centra en Luca (Lis), que trabaja en la inmobiliaria de su suegro en la ciudad de Córdoba. Y contacta a un diputado que le promete ayudarlo a construir unas torres de lujo si él le vende un campo. Por lo que se deja llevar por la ambición, sin advertir la peligrosa trampa en la que se está metiendo. En primer lugar es necesario destacar la decisión de puesta en escena de su director de contar la historia desde el punto de vista de su protagonista, presente en todas las escenas, dejando fuera de campo las subtramas encabezadas por los personajes secundarios. Y si bien al comienzo sirve para explicar los motivos de la ambición de Luca, en la segunda mitad debilita el clima de suspenso necesario para mantener en tensión al espectador. Un párrafo aparte merece el descubrimiento de Federico Lis, cuyo acento porteño en Córdoba muestra, sin necesidad de dar explicaciones, que es un outsider. Lo que genera además una tensión latente con los caseros del campo, que parece no advertir por su condición social y económica. En conclusión, El siervo inútil es una película irregular, pero que presenta tanto a Fernando Lacolla y Federico Lis, un director y un actor con un potencial interesante. Además de resultar un claro ejemplo de que en el interior del país hay historias para contar y realizadores que saben cómo hacerlo, solamente hay que invertir en su desarrollo, y va a traer como resultado más de una agradable sorpresa.
Skinamarink, el despertar del mal, es una película de terror canadiense de bajo presupuesto, escrita y dirigida por el debutante Kyle Edward Ball. Y protagonizada por los actores infantiles Lucas Paul y Dali Rose Tetreault, acompañados de los adultos Jaime Hill y Ross Paul. La historia se centra en dos hermanos que se despiertan en mitad de la noche, y descubren que desaparecieron las puertas de salida y ventanas de su casa. Siendo esto lo único que se puede revelar de una trama, que se fundamenta en las diferentes sensaciones que provocan en el espectador. En primer lugar es necesario destacar que su director logra generar desde la puesta en escena el clima surrealista que necesita la narración, haciendo un buen uso tanto de los extrañamientos, con objetos que no respetan la ley de gravedad, como del fuera de campo, con las voces susurrantes de sus protagonistas o el sonido constante de los dibujos animados que transmite la televisión encendida. Pero su duración excesiva, de 100 minutos, hace que termine perdiendo efectividad, especialmente en su segunda mitad, corriendo el riesgo de aburrir y generar desinterés en el espectador. En conclusión, Skinamarink, el despertar del mal es una película de terror minimalista, en la línea de la franquicia de Actividad paranormal. Y a pesar de que su duración excesiva le juega en contra a la hora de mantener la tensión y el interés del espectador, nos presenta a un director interesante que sabe construir climas aterradores con una notable economía de recursos.
Tres hermanos es el segundo largometraje como director de Francisco Joaquín Paparella, escrito junto a Lautaro Gimenez Lini. Y está protagonizado por Andy Gorostiaga, Emanu Elish y Ulices Yanzón, tres actores cuyo parecido físico vuelve verosímil su lazo fraterno. La historia, como indica su título, se centra en tres hermanos, huérfanos de padre y madre, que viven en un bosque de la Patagonia Argentina, y trabajan en un aserradero. Y cada uno le oculta sus problemas a los otros dos, afrontando solos sus luchas internas a la vez que afrontan las consecuencias de un incendio atroz ya que las futuras lluvias pueden provocar un alud. En primer lugar es necesario destacar el uso de una crudeza sumamente explícita que no da lugar a la sutileza del fuera de campo. Recurso que su director utiliza en la primera escena en la que muestra con lujo de detalles cómo cazan y descuartizan un jabalí, así como también en otras ocasiones en las que sus protagonistas utilizan la violencia como una forma liberan su bronca interna que no se animan a expresar de otra manera. Un párrafo aparte merece la fotografía, a cargo de Roman Kasseroller, quien capturó con su cámara tanto la belleza del paisaje como la hostilidad de su clima. Y que marca un fuerte contraste con el uso de una banda sonora compuesta por temas de metal argentino, que escuchan sus protagonistas a todo volumen. En conclusión, Tres hermanos es una película que, al igual que Nacido y criado, de Pablo Trapero, describe las dificultades de vivir en este clima hostil, que cumple además la función de purgatorio. Dando a conocer a un director que toma riesgos que marcan una diferencia con el común del cine independiente argentino, lo que le augura además un futuro interesante dentro de la industria local.
Favores incómodos. La extorsión es una película argentina de suspenso producida por Juan José Campanella y protagonizada por Guillermo Francella como un piloto de avión extorsionado por los servicios de inteligencia. Está dirigida por Martino Zaidelis y completan el elenco Pablo Rago, Carlos Portaluppi, Alberto Ajaka y Andrea Frigerio, entre otros. La historia se centra en Alejandro (Francella), un piloto de avión cuya disminución auditiva le implicaría el retiro inmediato, motivo por el cual es extorsionado por los servicios de inteligencia, que le piden que transporte una serie de valijas a Madrid a cambio de su silencio. Motivo por el cual se termina sumergiendo en un ambiente de intriga y corrupción, poniendo en riesgo tanto su vida como la de sus seres queridos. En primer lugar es necesario aclarar que Guillermo Francella se aleja una vez más de la comedia para interpretar un hombre común envuelto en situaciones extraordinarias, personaje arquetípico del cine de suspenso. Porque se encuentra en un dilema moral que lo lleva a obrar de manera delictiva, con un comportamiento cuyos cambios de actitud producen diversos giros en la trama que mantienen atento al espectador. Así como también sorprende Pablo Rago en su papel antagónico, que también cumple con el arquetipo del personaje manipulador que mantiene la situación bajo su control. Lo cual es posible gracias a un muy buen trabajo de edición, que prioriza mostrar las acciones explicando lo justo y necesario. Y se ve reflejado en el manejo del tiempo narrativo, compuesto por una primera parte en la que se nos presenta de forma pausada tanto a los personajes como al conflicto principal, y una segunda que acelera de manera frenética hasta llegar al desenlace. En conclusión, La extorsión continúa con la tradición de nuestro cine de hacer buenas películas de suspenso, siendo Nueve Reinas (Fabián Bielinsky, 2000) el mejor ejemplo. Sacando el máximo provecho de Guillermo Francella, un actor que genera una empatía inmediata con su público, sea cual fuere el género del que se trate.
Divertite si sos mago. Calabozos y Dragones: Honor entre ladrones es una nueva adaptación cinematográfica del famoso juego de rol convertido en serie de dibujos animados, dirigido en esta ocasión por la dupla formada por Jonathan Goldstein y John Francis Daley. Y tiene un elenco encabezado por Chris Pine, acompañado de Michelle Rodriguez, Justice Smith, Sophia Lillis, Regé-Jean Page y Hugh Grant, entre otros. La historia transcurre en un universo diegético propio de un cuento de hadas, y cuenta cómo una banda de ladrones, encabezada por Edgin (Pine), emprenden una aventura en la búsqueda de una reliquia que permite resucitar a los muertos. Motivo por el que deben enfrentarse a Lord Forge (Grant), quien los traicionó robándosela y arrestando a los protagonistas. En primer lugar es necesario aclarar que a pesar de que la historia transcurre en un universo diegético propio del cine fantástico medieval, sus directores priorizan la comedia por sobre la aventura épica. Lo que justifica que su protagonista sea en realidad un antihéroe, cuyos defectos son más notorios que sus virtudes, entre las que se destacan la astucia y el carisma para liderar el equipo y sacar lo mejor de cada uno. Mismas virtudes que posee el villano, personaje con el que Hugh Grant parece divertirse consciente de las limitaciones de la puesta en escena, aunque a diferencia de este lo utiliza en beneficio propio. Un párrafo aparte merece un extenso plano secuencia, donde el personaje de Doric (Lillis), la druida, escapa de un castillo transformándose en diferentes animales mientras la persiguen los guardias. Porque además de su virtuosismo es la escena más espectacular de toda la película, que curiosamente carece de este recurso, desaprovechando un enorme potencial creativo. En conclusión, Calabozos y Dragones: Honor entre ladrones es otro intento fallido de iniciar una franquicia de fantasía medieval, ya que a diferencia de Unidos (Onward, Dan Scanlon 2020) que también prioriza el humor, recrea la estética sin ahondar en las cuestiones de fondo. Especialmente porque apunta en primer lugar a un público infantil, que hoy en día pone la vara muy alta cuando se trata de historias atractivas e imágenes espectaculares.
La fuerza del engaño. El falsificador es una película alemana dirigida por Maggie Peren, basada en la historia real de de Cioma Schönhaus, interpretado por Louis Hofmann, de la exitosa serie Dark. Y lo acompañan Jonathan Berlin, Luna Wedler y Marc Limpach, entre otros El guion toma como referencia las memorias de su protagonista, publicadas en 2004, y cuenta la historia de Cioma Schönhaus, un joven que logró falsificar documentos para poder exiliar a trescientas personas de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Mostrando además la forma en la que sobrevivió estos años ocultando su origen judío, sacando provecho de su aspecto «ario». En primer lugar, es imposible no comparar esta película con Europa Europa (1990), obra maestra de Agnieszka Holland, ya que ambas muestran a personajes judíos que sobrevivieron al nazismo mediante el engaño. Aunque a diferencia de esta, se centra más en cuestiones técnicas y no tanto en el conflicto humano, por lo que le resta emoción, y por lo tanto interés al espectador. Porque no se generan escenas de suspenso, en las que la vida de su protagonista corra peligro, debido a que todo le sale bien al poder mimetizarse sin conflicto con el enemigo. Un párrafo aparte merece el diseño de producción, a cargo de Marc Ridremont y Eva Stiebler, por la forma en la que muestran mediante detalles la austeridad que atraviesan los sectores aristocráticos de Alemania debido a la guerra. Que por la decisión de puesta en escena de mantenerla fuera de campo hacen que el espectador tampoco pueda tomar dimensión del motivo por el que esto ocurre. En conclusión, El falsificador es una película que no saca provecho de una idea interesante, porque se centra más en las cuestiones técnicas que en el conflicto humano. Dejando afuera al espectador que, corre el riesgo de no sentir empatía por lo que le ocurre a su protagonista, interpretado por uno de los actores jóvenes más importantes del cine europeo contemporáneo.
13 Exorcismos es una película de terror española dirigida por Jacobo Martinez y protagonizada por María Romanillos, una joven actriz ibérica con una carrera ascendente. Acompañada de Ruth Díaz, Uko Olazabal, Cristina Camaño y José Sacristán, entre otros. La historia, inspirada en hechos reales, se centra en Laura Villegas (Romanillos), una joven que muestra un comportamiento extraño con consecuencias violentas luego de una sesión de espiritismo. Motivo por el que sus padres recurren a la ayuda de un exorcista (Sacristán) autorizado por la Iglesia católica convencidos de que se encuentra poseída por un demonio. En primer lugar es necesario destacar la larga experiencia deJacobo Martinez, su director como director de fotografía, a cargo en esta ocasión de Daniel Sosa Segura, lo que puede apreciarse en los complejos movimientos de cámara que generan un clima de extrañamiento que favorecen los remates con escenas de violencia efectivas. Favorecidos además del uso de luces puntuales que generan contrastes con la oscuridad y el uso de tonos fríos para volver tenebrosos lugares de uso cotidiano. Un párrafo aparte merece el trabajo de José Sacristán, que si bien aparece poco en pantalla, demuestra que es uno de los mejores actores de su país, componiendo un personaje al que le basta su tono de voz grave para otorgar verosimilitud a un relato cuya estructura narrativa es similar a la de El exorcista. Resultando el complemento perfecto para oponerse a este demonio que conocemos mediante efectos especiales, nominados al Premio Goya aplicados principalmente en la actriz protagónica, marcando un fuerte contraste con su inocencia juvenil. En conclusión, 13 exorcismos es una película de terror española en la que su director debutante hace un buen uso estético y narrativo del género. Dando un resultado efectivo, que lejos de ser una obra maestra, cumple con su objetivo de entretener, y permitir el lucimiento, siempre bienvenido, de este gran actor que es José Sacristán.
Decisiones desesperadas. El engaño es una película tunecina del 2009, ópera prima de Mehdi M. Barsaoui. Y está protagonizada por Sami Bouajila, ganador del premio al mejor actor en la sección Horizontes del Festival de Venecia, acompañado por Najla Ben Abdallah, Mohamed Ali Ben Jemaa, Noomen Hamda y Youssef Khemiri, entre otros. La historia, escrita por su director, se centra en un matrimonio que durante sus vacaciones es víctima de un atentado terrorista, en el que su hijo de once años recibe un balazo que destruye su hígado. Por lo que entran en una crisis que se acentúa cuando Fares (Boujalia) se entera que no es en realidad el padre biológico. En primer lugar es necesario destacar la influencia de Asghar Farhadi, tanto desde la temática de la crisis matrimonial, al igual que en La separación, como por la puesta en escena. Porque esta también se caracteriza por su austeridad, acompañando a los actores con una gran cantidad de primeros planos obtenidos por una cámara en constante movimiento y una banda sonora minimalista. Un párrafo aparte merecen las actuaciones, especialmente la de Sami Bouajila, que logra empatizar con el espectador, resultando verosímil la gran variedad de emociones que atraviesa su personaje en esta crisis estresante, y que van de la ternura a la ira descargada en violencia. Invitando al debate posterior, ya que su director no justifica ese tipo de comportamiento, sino que solamente lo exhibe evitando los golpes bajos por medio de oportunas elipsis. En conclusión, El engaño es la carta de presentación de Mehdi M. Barsaoui, un director para ser tenido en cuenta, por la austeridad efectiva con la que narra una historia en la que sus personajes atraviesan una crisis en la que deben tomar decisiones éticas de manera urgente. Evitando tanto los golpes bajos como las bajadas de línea contraproducentes, para que sea el espectador quien saque sus propias conclusiones al respecto.