Amor sin escalas

Crítica de Javier Firpo - La Razón

George Clooney realiza un muy buen trabajo, en el que personifica a un "reducidor" de personal de empresas. Si bien el actor no obtuvo el Globo de Oro al que estaba nominado, el Oscar le depararía otra suerte.

"¿Hace de sí mismo?". "Pero sí, es él, ¡qué duda cabe...!". Son algunos de los comentarios que se filtraron luego de la proyección de "Amor sin escalas", el film que protagoniza George Clooney y que se estrena mañana.

Las libres asociaciones surgieron a partir del personaje que Clooney encarna en esta comedia: es Ryan Bingham, un tipo solitario, soltero, que no cree en el matrimonio, en el amor ni en los hijos. "No me interesa el matrimonio, no le veo motivos. El amor es estúpido... ¿cuántas parejas estables conocés?", dice en un pasaje la película. Si bien el actor de 48 años nunca se expresó de tal manera, alguna vez sugirió que disfruta de esa libertad.

Durante "Up in the Air", título orginal del film de Jason Reitman (que ya sorprendió con la atrapante "Juno"), Clooney hace un trabajo muy bueno, con naturalidad, casi sin esfuerzos... Como si le bastara con su presencia, encanto y sonrisa ganadora. Puede discutirse respecto de que maneja una limitada cantidad de gestos, pero aquí, en la piel de un caníbal del personal de las empresas, George sale más que airoso, mucho más que en los últimos films en los que se lo vio: "Syriana", "Michael Clayton" o esa aburrida serie de "La gran estafa".

Aquí Clooney interpreta a un reducidor de cabezas, un consultor de empresas que viaja de un lugar a otro de EE.UU. ganándose la vida despidiendo gente...sin temblarle el pulso. "Pero con amabilidad y dignidad", defiende su personaje. "Soy un aliviador de almas rotas, hago tolerable una mala noticia. Soy quien suministra un bote para escapar del naufragio", dice en sus esporádicas charlas motivadoras que ofrece y en las que aconseja a sus oyentes a "liberarse del fardo de la responsabilidad".

Cuando su familia le reclama presencia o intenta agredirlo vociferando que es "un auténtico desconocido" o un "básicamente no existís" o un "vives de una manera muy aislada", el Ryan de la ficción se parece mucho al George de este lado del mostrador.

Este solterón empedernido (el del film) disfruta de hábitats naturales: el aeropuerto y el avión. Se siente incómodo en su casa, o visitando familiares. "El año pasado pasé 322 días viajando y 43 miserables jornadas en casa", rezonga.

Es un viajero experto, que va con su maleta de mano, llevando lo justo y necesario para recorrer el país, pregonando su filosofía que es no ceñirse a compromiso alguno, sentimentalmente hablando, aunque le fascina disfrutar de las bellas chicas que se acercan a él. Se define como un "amante del aire", con un amor en cada ciudad, y cuando ve peligrar su independencia emprende la huida graciosa. Le encanta la comida envasada, ese aire viciado, los dispenser...". Raras veces, cuando está presionado por su familia, como el casamiento de una hermana, le surge un sentimiento de culpa. "¿Quién mierda soy, qué quiero?".

Boomerang

Un día las cosas cambian drásticamente y es cuando su compañía, ante la crisis económica reinante, toma la decisión de mantener al personal fijo en la oficina, en lugar de ir de ciudad en ciudad para cumplir el propósito de "preparar a futuros desempleados ante crisis existenciales". Pero la noticia deja al encumbrado Ryan impávido. Sobre todo porque la reestructuración que ahora padece la fogoneó una recién egresada de negocios, especializada en psicología, a quien el jefe ve con buenos ojos.

¡Cómo una inexperta veinteañera puede marginar al "capo" de la reingeniería!, masculló. Renuente a aceptar las condiciones, Binghman termina saliéndose con la suya y capacita él a la sabihonda pero inexperta chica, para enseñarle su técnica y los secretos de su aplicación.

Algo vulnerado, con más tiempo para pensar, Ryan Bingham se cruza una noche -en un hotel, claro- con Alex (la bella Vera Farmiga; vista en "Los infiltrados"), quien, para suerte de él, resulta tener su estilo y filosofía de vida. Y conectan, iniciando así una relación peligrosa.

Vale la pena este film, ya que obligará a pensar más allá del ombligo propio; y también disfrutar del mejor papel de George Clooney del último tiempo.