IRONÍA DE UN DESPIDO
Simples, organizadas, directas, originales y muy bien llevadas son las ideas que minuto a minuto se van apoderando de esta película, que no da vueltas sobre si misma y que va firmemente hacia su objetivo sin entretenerse en situaciones paralelas.
Basada en la obra homónima escrita por Walter Kirn, la historia se centra en un hombre cuyo trabajo es el de despedir empleados de su empresa en diferentes localidades de los Estados Unidos, por lo que pasa gran parte de su vida dentro de un avión. Un día su jefe contrata a una nueva empleada para que ejerza su mismo trabajo y le ordena que le enseñe, en un viaje de unos meses, cómo es la labor y cómo debe enfrentar las diferentes reacciones de los afectados.
Presentando un guión perfecto desde su introducción hasta cada uno de los matices que se van desarrollando, ya sean guiños al humor o ironías fuertes con doble sentido, este es un film en el que las actuaciones toman un protagonismo muy importante y primordial, ya que sin la calidad expuesta de las mismas el relato se volvería monótono, aburrido y sin la chispa de personalidad que los tres roles principales le dan a la narración. Goerge Clooney está muy bien en su personaje, lo dota de expresión, de profundidad, de sentimiento y, en muchas oportunidades, de un humor muy bien logrado. Vera Farmiga, en el rol de Alex, una mujer que provoca rechazo en el espectador ni bien aparece, pero que poco a poco se va mimetizando en la historia y se va entendiendo su propio “mensaje”, muy bien interpretada. Y Anna Kendrick, como Natalie, que mientras va descubriendo el verdadero sentido de su supuesta vocación, se va soltando y va mostrando una segunda cara, su verdadera identidad.
En la historia hay humor (la charla entre los tres personajes en el hotel es delirante), hay drama, hay mensajes, pero en lo que se centra esta cinta es en mostrar otra perspectiva, distorsionada, exagerada y muy crítica por cierto, de la realidad empresarial. Es aquí donde la ironía y el sarcasmo forman parte de las riquezas más exquisitas del guión, de las actuaciones y de la edición, ya que algunos cortes y desenfoques juegan con dicho cuestionamiento. A su vez, el personaje llamado Ryan Bingham, el protagonista, está elaborado de tal manera para que en ningún momento se lo juzgue por lo que hace, “eso está bien, es su trabajo. Él decidió llevar adelante esa forma de vida”. Es por eso que cuando aparece Alex y luego Natalie uno como espectador logra crear mentalmente un circulo de relaciones, de idas y vueltas, de cosas que no se cierran y de una realidad, que es explicada al final, que es fenomenal y que gracias al tratamiento de los tiempos se entiende y se potencia.
La música acompaña muy bien la narración, especialmente los momentos en los que los ritmos son el centro principal de la escena. La banda sonora es muy buena, los sonidos muy correctos. La edición muy bien lograda, la dirección astuta y cada una de las técnicas visuales y cinematográficas que se utilizaron, así sea la voz en off o las escenas cortas y concretas en el aeropuerto, complementan el increíble guión del film.
“Up in the Air” es un film distinto, original, muy bien logrado desde lo actoral visual y direccional. Con un mensaje y una crítica social importante, esta película es una experiencia que homogeiniza el humor y el drama. Una muy buena propuesta, que puede confundir si no se logra captar desde un principio el sentido y la intención de la cinta.
LO BUENO: actuaciones, guión, dirección, música, mensajes, parte técnica
LO MALO: puede confundir si no se logra captar desde un principio el sentido y la intención de la cinta
UNA ESCENA A DESTACAR: “mi novio me dejó”