¿Puede sostenerse una relación amorosa nacida de una mentira? A veces pasa, pero hay que ver cómo, quién miente, o se miente a sí mismo, y quién maneja esa mentira. Porque a veces sucede que un invento se va de las manos. A estas moralejas, y a otras de índole feminista, conduce la comedia romántica francesa. Sucede que el mentiroso de marras ama inventarse personajes distintos para seducir a distintas mujeres. Un día, por un equívoco, su personaje será un discapacitado en silla de ruedas. La cosa se complica cuando conoce a una auténtica discapacitada, que además es hermosa, brillante, inteligente, encantadora, de buen carácter, en fin, una mujer imperdible. ¿Cómo actuar entonces, para no perderla? En su primera película como director y coguionista, Franck Debosc sale más que airoso. Buena intriga aunque medio alargada, estilo liviano y agradable, y sobre todo buen elenco, donde sobresalen Alexandra Lamy, que de sentada nomás se roba la película, Elsa Zylberstein como la secretaria, y el propio Debosc, comediante muy popular en su tierra.