Adolescencia, momentos difíciles para las personas. Tiempos de cambios físicos, de carácter y hormonales. Las dudas, inseguridades y rebeldías hacia lo preestablecido están a flor de piel. Por todas estas situaciones pasan un grupo de estudiantes del pueblo Resignación.
No hay referencias a qué época pertenece la historia. Es una mezcla de varias. La ambientación nos recuerda a la década del ´70. Por los vehículos utilizados, el tocadiscos que suena. Los portafolios de cuero que llevan los alumnos, los televisores viejos, la cámara de fotos, etc.
En esa atmósfera se encuentran ellos. En especial los protagonistas, Agustina (Paula Hertzog) cuando llega de otro pueblo con su madre Irene (Paola Barrientos), en un rastrojero para abrir una casa de modas. En su nuevo colegio la menor conoce a Pedro (Martín Covini), un chico inseguro, tímido, desgarbado, con los hombros caídos, que pese a estar en distintas aulas él se enamora, aunque ella no quiere tener novio.
Diego Lublinsky aborda una vez más la temática del amor adolescente, con las dudas, temores y deseos de tener su primera vez. No sólo de la pareja central, sino también de los compañeros quienes, entre ellos,k fabulan encuentros y se alientan mutuamente para concretarlo.
Bajo una curiosa propuesta escenográfica transcurre esta película, porque las escenas en exteriores fueron realizadas con un fondo filmado de las calles, caminos rurales, etc. para que, los actores, por delante de esa pantalla, simulen estar afuera, donde hasta el viento les sopla en la cara. Por otro lado los interiores son reales, con sus muebles y decorados.
El film se desarrolla con tranquilidad pueblerina. Lo que altera un poco el ritmo es la música pegadiza cantada en idioma extranjero. Los chicos quieren cada vez están más seguros, se van convenciendo de que el debut sexual es inminente, pero se lo toman con calma, nadie los apura.
Agustina tiene una cuenta pendiente, lo que le impide querer estar de novia, y es el anhelo de conocer a su padre, esa necesidad tiene prioridad en su vida. Ella, durante el relato se va transformando, tanto externa como internamente. Su actitud y postura va cambiando, mientras Pedro, que ayuda en todo a su amada, se mantiene imperturbable. Sus gestos y presencia física no sufren modificaciones, está igual que antes de conocerla.
La narración es amable y amena. El director tuvo una idea en la cabeza y la supo llevar a cabo coherentemente. Sabía qué contar y de qué manera, las vicisitudes de un grupo de chicos, como tantos otros alrededor del mundo, que tienen las mismas inquietudes y expectativas para entrar en la adultez.