Sin Resignación para el amor
Irene, la reina de la lencería, y su hija adolescente Agustina, después de varios años, regresan a vivir al lugar que la vio crecer. Donde acontecen todas las cosas típicas de un pueblo: está el club deportivo, la gente andando la bicicleta, el intendente y por supuesto el colegio. Espacio que será determinante en la historia, ya que una vez que se presente el contexto, esta desarrollará el despertar sexual de la adolescente.
De este modo, Agostina, conocerá a Pedro, un chico algo tímido, respetuoso, también con ganas de experimentar y amar. Es así que la pareja atravesará varias situaciones típicas de la edad, para finalmente afianzar su vínculo. Con una estética artificiosa desde el vamos, la película está colmada de retroproyecciones con imágenes fijas del propio pueblo, Lublinsky propone una comedia blanca, con personajes naifs, que hacen camino al andar y al sentir; y por su puesto súper elaborada en sus aspectos técnicos.
Amor urgente se ubica dentro de un universo vintage, donde la tecnología no afecta la vida cotidiana (no aparece ningún celular), y los chicos van a los “asaltos” a bailar y chapar, así como escuchan discos de pasta. Con planos pictóricos a lo Wes Anderson, que hacen gala de la artificialidad, esta coming of age, si bien no provoca demasiadas risas (los chistes son contados), crea un clima cálido, disfrutable y original.