Lo que cuenta esta fábula parece lo más natural del mundo. Y lo más delicado. Simplemente, los tímidos y confusos rodeos de dos criaturas quinceañeras en su aproximación al sexo, el amor quizás, y la construcción de la propia imagen, entre otras cosas, y entre medio de la familia y las compañeras del colegio. Él es medio pavote. Ella, misteriosa. Pretende tener un tabique vaginal para evitar riesgos, que igual le interesan. "En la vida hay que probar de todo", dice, siguiendo un consejo ajeno. El padre "vive en Europa", otro misterio.
En cambio, el modo en que la fábula cuenta esto parece lo más artificial del mundo. Actuaciones graciosamente tiesas, diálogos a veces absurdos, escenografía teatral, ambientación años 60 en un pueblo llamado Resignación, vecino al de Esperanza, todo sobre fondos proyectados, estética de fotonovelas coloreadas, canciones que parecen finlandesas y, es lógico, un airecito a Kaurismaki para adolescentes. El resultado es rarísimo, y también risueño. Quizás un poquito despacioso, pero eso mismo permite disfrutar con tranquilidad el trabajo que se tomaron los autores.
Al frente, el director Diego Lublinsky, el mismo de "Tres minutos" y "Hortensia". Imprescindible, el director de fotografía Willy Behnisch, creador de la imagen, los fondos y los colores. También los chicos Martín Covini y Paula Herzog, la nena de "Ciencias naturales", que ya no es tan nena. El cuentista Pablo Schuff, Paola Barrientos, Panchi Quesada, músico, David Bisbano, Gonzalo y Álvaro Urtizberea, gente ingeniosa que vale la pena seguir.