Stillman es un realizador irónico que encuentra ternura y calidez donde menos se la espera. Esta versión de Jane Austen tiene el brillo y la acidez de una comedia de los años treinta, y logra que ese mundo del siglo XIX donde el matrimonio resulta un imperativo tanto social como económico nos resulte transparente metáfora de parte de nuestro tiempo. Lo de Beckinsale es digno de todo elogio que se proponga. Muchísimo más que miriñaques.