Con un mero puñado de largometrajes, la voz de Whit Stillman se ha convertido en un panteón para la comedia de costumbres que es al mismo tiempo mordaz. Tras ver Love and Friendship, uno se pregunta cómo es que el director no había adaptado todavía a esa magnífica e incisiva dama de la literatura que fue Jane Austen. Es increíble ver cómo el material de uno saca lo mejor del otro, en algo que sólo se puede describir como una cruza celestial.
Basada en la novela epistolar Lady Susan, pero tomando prestado el nombre de otro de sus trabajos, Love and Friendship ya comienza a meterse de lleno en el egoísmo de la trama a partir del sarcasmo del título fiado. Poco hay de amor y amistad en la historia de la tenaz Lady Susan, sino un obstinado fervor por alcanzar todos sus objetivos y salirse con la suya en el seno de una sociedad victoriana, que lo que tiene de conservadora en la superficie no lo tiene de recatada bajo las enaguas. Es un costado de Austen que la autora exploró aquí y allá, pero esta vez con una audaz protagonista femenina elevada a la enésima potencia, con un entendimiento moral de la vida bastante mas ventajista que el de las personas que la rodean.
En otras palabras, la Lady Susan de la genial Kate Beckinsale es de una monstruosidad victoriana importante, tan maquiavélica en sus planes como lo es de hermosa, aún siendo viuda, un estado civil no muy auspicioso para una mujer de su edad – en dicha época, claro-. Beckinsale se agarra fuerte de las fortalezas de un personaje hecho a medida por el director, con el cual trabajó previamente en The Last Days of Disco, y el resultado es una seguidilla de enredos de clase alta, donde la británica demuestra que no sólo es una actriz de acción sino que las películas de época le sientan más que bien. Hay una mínima reunión con Chloë Sevigny -trabajaron juntas en The Last Days…– que entrega los mejores y más tajantes momentos de la película con una locuacidad sorprendente. Sin embargo, el que se roba todos los aplausos es el Sir James Martin de Tom Bennett, en la construcción de un hombre tan vacuo y perdido en la vida que es deliciosamente vergonzante presenciar todas sus escenas. El resto del elenco está muy a la altura de los anteriores jugadores, inclusive Stephen Fry en prácticamente un cameo, generando un agradable ambiente de cordialidad y engaño en cada reunión y tertulia.
Stillman es el Quentin Tarantino de la comedia, siendo Love and Friendship su quinto largometraje en 26 años de carrera. Comparado insistentemente con Woody Allen, hay algunos trazos en común pero en definitiva el estilo de Whit es mucho mas cerrado y de nicho que el del neoyorquino. El humor es muy particular, demasiado sutil a veces por su propio bien, pero la lucidez que tiene su historia y la agilidad de cada diálogo hacen de Love and Friendship una pequeña joyita que todo seguidor de Austen y de la comedia inteligente debería ver.