Nueva y divertidísima adaptación de Jane Austen, lejos de cualquier encorsetamiento y solemnidad, esta película basada en una novela de juventud y poco conocida de la autora, Lady Susan, es una de las sorpresas del año. Con la irreverencia necesaria para trabajar con semejante soltura, el director Whit Stillman sigue a la viuda Susan Vernon (Kate Beckinsale, genial) en el incansable armado de pequeñas conspiraciones para casarse, ella o su pobre hija, con algún tonto adinerado. Vernon tiene su reputación, su apelllido y sus contactos, pero también pesan sobre ellas sospechas de amoríos nonsanctos y, principalmente, está sin un centavo.
Junto a su amiga americana (Chloe Sevigny), Susan urde tramas para hacerse invitar y seducir, o para colocar a la joven Frederika, cuando casualmente se acuerda de ella. Stillman hace de su maquiavélica protagonista un encanto malicioso digno de verse en cada escena, pero también conmovedor: Stillman transmite un gran cariño por sus criaturas, incluída esta villana maravillosa. Y los que están de un lado y de otro de sus planes, engañados o desengañados, tienen, hasta en los papeles más chicos, momentos de brillo y humanidad. Con gran sentido del humor, la película llega lejos en su mirada de las cuestiones sociales de la época austeniana y el lugar de lo femenino en ellas.