Pierre Richard, desaprovechado
El gran comediante francés no logra lucirse por la historia, en los momentos que exige emoción.
Los franceses son especialistas en comedias que se apoyan en equívocos para provocar enredos. Amor.com recurre a las ventajas (y desventajas) de la tecnología para instalar temas como la vejez, la soledad, la conquista amorosa y las diferencias generacionales. Casi en ese orden, al menos, para Pierre.
Pierre Richard, estrella indiscutida de la comedia, encarna al anciano viudo y desprolijo que lleva dos años encerrado en su casa. Con comida vieja en la heladera, su vida gris transcurre sin sorpresas hasta que su hija (Stéphane Bissot) lo conecta con Alex, que le explica el uso de la computadora para abrirse al mundo. Pierre aprende rápido en esta historia que se acerca con desgano a los corazones solitarios que habitan la pantalla.
El director Stéphane Robelin, que exploró las vidas de tres jubilados en ¿Y si vivimos todos juntos?, acá escoge la sustitución de identidad como eje del conflicto: Pierre decide cambiar su foto de perfil por la de Alex (Yaniss Lespert) para conquistar a una mujer (Fanny Valette) más joven que él a través de la web.
La película no encuentra el gag certero y resulta poco graciosa, y cuando escoge el camino romántico, no emociona lo suficiente. Seres enredados (Alex es el novio de la nieta de Pierre), enunciados amorosos y páginas de citas aparecen como temas vigentes, en esta versión moderna de Cyrano de Bergerac.
Pierre Richard está desaprovechado por las historia como el viudo triste que se abre al tentador mundo tecnológico.