La película italiana de la semana es una historia de desamor. O el registro, en distintos tiempos, de la vida de esa pareja después de la separación. Ella no puede ni quiere olvidar, él necesita seguir adelante. La directora, Francesca Comencini, apela a la comedia, su su protagonista femenina, un buen trabajo de Lucia Mascino, como centro. Una neurótica bastante exasperante y exasperada, que no para de gesticular y hablar a los gritos casi sin filtros. Irascible, mandona, compulsiva: apasionada. El problema es, claro, que cuesta empatizar con las formas de su pasión, al punto que uno se pregunta, más bien, por las elecciones de ese hombre, amante victimizado.