Otro rebuscado filme de Paul Haggis (“Crash”), un artesano de buenas ideas que invariablemente cede a la tentación de los golpes de efecto, las historias retorcidas y los personajes calculadamente raros. Tres historias de amor tienen lugar simultáneamente en tres ciudades: Nueva York, París y Roma. Un escritor neoyorquino (Liam Neeson), que acaba de separarse de su esposa y se encuentra en París con su difícil amante (Olivia Wilde). Una madre neoyorquina (Mila Kunis) disputa con su esposo la tenencia del niño. Y en Roma, un norteamericano que roba diseños de ropa (Adrien Brody), se enamora tanto de una gitana (Moran Atias) que entrega todo. Es un relato coral (otra tendencia de Haggis), un pequeño festival de desdichados que habla sobre parejas en crisis y sobre las turbulentas relaciones entre padres e hijos. El cine inverosímil y extravagante de Haggis alcanza sus mejores momentos en las escenas intimistas (la mejor historia es la del escritor y su amante), pero todo es difícil de creer y de entender. Realización plana y convencional, innecesarios subrayados, personajes que no dejan de hacer cosas absurdas y vueltas de tuercas argumentales para ir sumando más tensión. El forzado final en Roma quiere ser alegórico: el escritor sale a perseguir a una esquiva Anna que sin querer se transforma en todas.