HARAKIRI, HANEKE
Haneke siempre fue malvado, pero aquellas películas donde la maldad no buscaba trascenderse, como Funny Games, El Séptimo Continente y La Pianista, transmitían gracia. Ahora Haneke quiere que la maldad tenga sentido, o peor, hace el demi-plié del sinsentido. Es así como destroza a un personaje bien compuesto en Amour, obligándolo a cometer una incoherencia para que el alma humana se sumerja en las tinieblas de la locura.