Gente de barrio, a vuelo de pájaro
Su retrato honesto y querible se vuelve cansino y reiterativo más allá de los límites.
Angelita, la doctora marca el debut como directora de cine de la reconocida actriz, autora y directora teatral Helena Tritek. Es una historia de observación la suya, ambientada en Berazategui, con personajes que entran y salen en una trama indefinida pero transparente, con cierto aire costumbrista. Un filme que se permite libertades, como el “tratado sobre pájaros” con el que Norma Aleandro atraviesa toda la película, y que le apunta directamente a un público maduro, en algunos momentos apelando visiblemente a la identificación. Arriesga un punto de vista Tritek, y no está mal.
Todo en la película gira alrededor de Angelita (Ana María Picchio), una enfermera madura cuya vida se divide entre el trabajo y las preocupaciones por Iván, su indolente hijo veinteañero (Chino Darín). Hace guardias en un hospital público del barrio, y durante el día visita pacientes mayores a domicilio, con quienes entabla relaciones amistosas, protectoras, de vecina. “Tengo muchos viejitos”, dirá esta mujer solitaria.
La película logra un clima, pero su rumbo es precisamente la falta de rumbo, el deambular por estas historias de la tercera edad puestas en contraste con las del hijo de Angelita (se destaca el personaje de Hugo Arana).
Puntos de encuentro y desencuentro se suceden en este filme que además recurre a esa suerte de tratado de los pájaros puesto en boca de Norma Aleandro, que habla del cortejo de las golondrinas, y que es sólo una de las patas animales mascota que se permite Tritek para enfrentar la soledad (pájaros, peces y perros cumplen funciones similares).
¿Vejez nostálgica en el conurbano, llamado a las nuevas generaciones para que vivan? La voz de Tritek surge de la soledad, del desgaste de los vínculos, que horadan su propia película, incluso en una Navidad que apenas deja rastros.