Cine de barrio
En su debut cinematográfico la directora de teatro Helena Tritek construye una suerte de film coral protagonizado enteramente por personajes relacionados con la tercera edad, cuyo pivote recae en la figura de la enfermera Angelita. Ella ocupa sus días en guardias de hospital y en las visitas cotidianas por el barrio de Berazategui. Su preocupación más allá de la salud de sus viejitos- quienes le dicen doctora- entre quienes se destaca la presencia de Hugo Arana, no es otra que la de su hijo interpretado por el Chino Darín, que podría pasar a engrosar la lista de los jóvenes ni-ni, pues no trabaja ni estudia y como su madre dice entre lamentaciones no tiene un porvenir.
En paralelo a este relato, que acumula situaciones de encuentros y charlas compartidas, se intercala otra narración que establece una analogía entre los personajes y las características de los pájaros a cargo de Norma Aleandro, quien en su personaje secundario suma a la trama otra capa sensible. Ella vende pájaros en la feria pero con el sólo objetivo del acompañamiento a aquellos que están solos o que necesitan alegría en sus corazones. También, un perro que acompaña en sus días de soledad a otro personaje en la piel de Mario Alarcón recién toma verdadero significado para su amo cuando se extravía.
Todas las historias recaen en la soledad y en las maneras de combatirla, ya sea con otros para escuchar los propios problemas, aconsejar o ayudar de distintas maneras como es el caso de Angelita (Ana María Picchio), que además de atender a sus pacientes se interesa por cómo viven.
El relato deambula por las calles, de visita en visita, acompañado de una fuerte carga emocional y de costumbrismo de un cine con objetivos claros: la identificación primaria del público maduro, pero tal vez hubiese sido más productivo construirlo en un formato televisivo, miniserie, porque la anécdota no toma verdadera dimensión y no existe demasiada transformación en esta galería de personajes queribles aunque con poco peso.