Secuela del éxito de 2016, adaptación del popular juego para celulares, "Angry Birds 2: La película", de Thurop Van Orman, ofrece un producto cómodo que no innova pero aprueba. En 2009, la empresa finlandesa Rovio, y el diseñador Jaakko Lisalo, lanzaban en todas las tiendas de aplicaciones la primera versión de Angry Birds, un juego diseñado para celulares, tablets, y pads, de diseño sencillo y jugabilidad de estrategia más bien básica.
El puñado de pájaros coloridos con forma de bola, lanzados hacia unos pequeños cerdos verdes (también con forma de bola) que debían derribar, fue una idea tan simple como rendidora, convirtiéndose en un éxito casi inmediato, que en 2012 alcanzó su punto máximo, y se convirtió en uno de los primeros booms de juegos pensados para smartphones antes que para las consolas.
En poco tiempo el mercado se inundó de todo tipo de merchandising sobre estos personajes que pasaron a tener una historia y un desarrollo propio. Cientos de versiones y secuelas diferentes del juego. Todo lo que se nos ocurra.
No podíamos caminar sin cruzarnos con algo de Angry Birds. Luego de varias idas y venidas, proyectos anunciados y cancelados, finamente en 2016, la alicaída Sony Pictures Animation lograba resurgir con Angry Birds: La película, que resultó todo un éxito pese a las críticas dispares. Era evidente que se vendría una secuela puesta en producción ni bien la primera arrimó los primeros números.
Un dato, "Angry Birds: La película" llegó cuando ya el furor por el juego estaba mermando. Ahora, tres años después, ya casi no queda nada de aquel éxtasis, por lo cual esta segunda parte tiene el desafío de valerse por sí misma, más como secuela que como adaptación.
Al igual que la primera, no esperen originalidad ni un gran desarrollo de historia.
"Angry Birds 2: La película" apunta a lo básico, sacar provecho de los personajes conocidos, ubicarlos en un contexto que sirva de excusa, y llenar el ambiente de humor y chistes aquí y allá. Es una formula tan sencilla como rendidora para este tipo de películas que no buscan ser reconocidas por sus enormes talentos. La historia es archi conocida, y aún los más chicos pueden adelantar todos sus pasos. Clásica para una secuela.
Los enemigos deben unirse frente a un mal mayor. Zeta es la líder de una nueva especie de aves salvajes y peligrosas que habitan una isla congelada y están buscando un nuevo hábitat. Para eso, desean terminar con la vida de las aves y los cerdos y hacerse de sus islas mediante un arma que ellos mismos crearon.
Leonard, el rey de los cerdos, propone a Red y el resto de las aves dejar su rivalidad de lado y unirse para derrotar a Zeta y su grupo en busca de proteger sus hogares. Les dije, si le cambian los nombres y los tipos de personajes, esta historia se vio millones de veces. Hay también otra historia de colectora, con tres pájaros bebés buscando unos huevos/hermanitos, pero es aún más básica y menos desarrollada que la principal.
Thurop Van Orman, conocido como el creador de la maravillosa serie animada "The Misadventures of Flapjack", hace su debut en el largometraje dirigiendo esta secuela.
Como era de esperarse, poco de su irreverente humor y su genio desprejuiciado se encuentra en esta película craneada dentro de una oficina de productores. Trabajo por encargo, Orman le otorga aire de caricatura, un buen ritmo y timing, sin llegar a abrumar – si bien es algo vertiginosa - , y manteniendo siempre un tono fluido. La animación no es sorprendente, pero cumple con lo que se espera de un gran estudio.
Respeta las formas y colores del videojuego, y los expande para la gran pantalla. Resalta su tono colorido, y desde la animación también se respeta ese tono juguetón semi inocente que impuso la saga de juegos.
Todo es cálido y ameno, aunque a veces tiende a saturar. La historia si bien es muy básica y poco original, funciona, o mejor dicho, es funcional, no desentona, permite que la película llegue a buen puerto sin mayor esfuerzo, y que el espectador haga eso que fue a hacer, comer pochoclos, reírse un rato en familia, y salir con una sonrisa; es puramente efectiva.
A diferencia de la primera, el tono es más amable, y no tan marcado en la diferencia de las personalidades de los personajes, aquello de “Angry” ya no es tan furioso, hablamos más bien de una secuela genérica. Se refuerza un mensaje de unión, y sí, acá también hay feminismo “a la mode”.
El humor en su mayoría es eficaz, a veces los chistes se acumulan y se pierden, o se hacen repetitivos, o se estiran por demás; también habrá referencias que no todos entenderán, y el recurso de la referencia pop siempre está ahí como un as bajo la manga. El balance de target infantil y adulto es bastante correcto, hay un poco para todos, algunos chistes son algo burdos, otros son algo inocentes.
La mayoría apuntan a la gracia propia de los comediantes del doblaje original, por lo cual, sí, nosotros corremos con la desventaja de las copias dobladas – las únicas que van a llegar - en donde mucho de esos guiños y esa efectividad se va a perder. En su remplazo, Darío Barassi le pone su voz a uno de los personajes, pero en el original tenemos a mucho elenco de SNL, no hay punto de comparación.
No le pidan demasiado. "Angry Birds 2: La película" palidece frente a competencias contemporáneas como "Toy Story 4" o hasta "Cómo entrenar a tu dragón 3" (es mejor que "La vida secreta de tus mascotas 2"), estas apuntan a un cine de animación superador, de calidad.
Es lo que es, una comedia relajada, divertida, y algo olvidable, que ofrece un rato entretenido e intenta restablecer en nuestras cabezas (o la de nuestros hijos/sobrinos/hermanos/primos) a estos personajes para ver si pueden vender un poco más de mercadería.