Es de público conocimiento que no todas la películas que nacen a raíz de un videojuego son buenas. Algunas, por no decir la mayoría, tienden a perder esa esencia característica del videojuego, pero sí de Angry Birds hablamos las cosas son un poco más distintas. Desde la primera entrega las aventuras de estas aves pequeñas coloridas y un poco locas nos tienen atrapados, pero en esta segunda entrega quizás no llega a cubrir todos los aspectos de una buena película animada.
Para entrar un poco más en contexto la historia en este caso trata que Red, Chuck, Bomb y el resto de sus amigos son abordados por un cerdo verde que les pide que se unan para luchar juntos contra una amenaza común. Las aves agresivas de una isla cubierta de hielo planean usar un arma casera para destruir el modo de vida de las aves y los cerdos. El grupo deberá infiltrarse en la isla y detener el dispositivo.
En esta película el director Thurop Van Orman se acerca a este universo expandido con algo de la ambición visual al estilo Pixar y un espíritu inquieto. Hoy en día la batalla entre las películas animadas es muy fuerte y más en este año donde se estrenan varios rivales, y es por esto mismo que el director no se dejó achicar. La historia a pesar de ser repetitiva y simple, es dinámica y entretenida ya que una vez establecida la trama el relato corre más fluidamente.
"Angry Birds 2" logra su cometido de captar la atención de los más chicos y hacerlos reír por momentos. Los chistes básicos y sencillos son muy recurrentes en esta película pero no por eso deja de agradar al público. Cabe destacar también que así como Uglydolls tiene a Tini, Angry Bird tiene la voz de Dario Barassi en uno de los puerquitos verdes, esto logra darle otro color y más familiaridad en el transcurso de la cinta.
Finalmente esta película no logra sobresalir, pero aun así cumple con el objetivo de hacernos pasar un buen momento acompañando a estos pequeños animalitos en sus locas aventuras.
Por Keila Ayala