Más vale pájaro en mano…
El film original resultó ser toda una sorpresa: entretenido y gracioso, una excepción a lo que parecía ser una regla de que la adaptación cinematográfica de un videojuego no podía ser tan sólida como su original. Mucho de esto fue posible gracias a un ágil guion de Jon Vitti, quien supo ser guionista de aquel fenómeno conocido como Los Simpson.
Angry Birds 2, sin embargo, no consigue hacer pie, como secuela ni como producto propio. Aquella chispa que convertía tanto a protagonistas como antagonistas en distinguidos y queribles, aquí se ve apagada, estandarizada. Puede percibirse el cambio del status quo, necesario para que una historia funcione, pero aquí esa necesidad de cambio no es tan radical, no posee el mismo atractivo.
Aunque las escenas de acción están razonablemente bien construidas, no tienen un atractivo o una tensión predominantes. Aunque (y en esto debemos ser benévolos) la subtrama con los pequeños pajarillos tiene la sencillez y la tensión que le falta a la trama principal. Esta última, por desgracia, tiene tres problemas concretos:
Primero, tienen la necesidad imperiosa de resolver cada escena mediante la utilización de canciones pop, ya sea bailándolas, cantándolas o incluso utilizándolas como parte de sus diálogos. El listado es demasiado grande y demasiado destacado para que se note como forzado y repetitivo. La canción debe sumar, decir algo sobre la historia que se cuenta, caso contrario es un ruido de fondo al que se le otorga un protagonismo de último momento y superior al que realmente merece.
Segundo, la resolución de la trama es un enorme deus ex machina, con un personaje que -cobardía o no- es responsable del incidente incitador y merecía una participación más grande. La que tiene lamentablemente es casual, quitando a los protagonistas el peso de una solución que venga de ellos, haciendo que cualquier arco narrativo pierda sentido. No importa si el mensaje es dejar los egos de lado para trabajar en equipo: tiene que estar todo el equipo presente, desde el incidente incitador hasta la resolución. Sino no sirve. ¿Qué aprendizaje hay? Y esta crítica se permite la utilización de esta palabra, tratándose de una película para niños.
Tercero, la motivación del villano (el resentimiento) atrasa y muchísimo. Por comprensible que sea, no solo no es compatible con el plan maligno, sino que tampoco esa acción y su motivación son sólidas en el universo creado. No hay locura que pueda justificar satisfactoriamente este proceder o siquiera comprenderla.
Por el costado de la animación, Angry Birds 2 sostiene la paleta del original, con sus colores vibrantes y su dinámica, detalle que se destaca principalmente en las escenas de acción que pueden resultar entretenidas; pero sin embargo y al igual que su guion, eligieron no arreglar lo que no está roto.