Angry Birds es otra película de góndola de supermercado que no necesita gran difusión en los medios o costosas campañas de marketing para atraer al público infantil en los cines.
Desde hace años los personajes se instalaron muy bien entre los chicos con numerosos productos de merchandising, más allá de los populares videos juegos, que es la fuente donde surgieron estos pajarracos.
Al igual que las infumables secuelas de La era de hielo son esa clase de películas que casi se venden solas. Con el simple hecho que el estudio, antes del estreno, coloque a los personajes en una línea de yogures, papas fritas o aguas saborizadas ya están hechos.
La película de Angry Birds claramente apunta a entretener al target de niños menores de 10 años y para los padres que acompañan la experiencia dentro de todo es bastante llevadera.
El humor del film es claramente infantil pero también hay unos cuantos guiños hacia los adultos (entre ellos una referencia al cine de Stanley Kubrick) que logran hacer más amena la visión de la película.
No obstante, Angry Birds carece de la sofisticación de otras propuestas recientes del género como Lego que contó con un argumento mucho más creativo.
El film representa la ópera prima de Fergal Reilly (ex artista de Disney) y Clay Kaytis (Sony), quienes hicieron un buen trabajo a la hora de darle un carácter específico a los personajes principales. Algo que tuvieron que crear de cero, ya que esto no estaba definido en los videos juegos.
La película les dio un contexto al mundo de los pájaros y una ambientación muy colorida que por momentos nos trae al recuerdo el film Río.
La trama comienza con un concepto interesante en la primera parte del film.
Red es un pájaro que tiene serios inconvenientes con su temperamento e ingresa a un curso sobre el manejo de la ira, donde conoce otras aves que tienen el mismo problema.
Este segmento del film brinda algunas situaciones divertidas hasta que entran en escena un grupo de cerdos que buscan refugio en la isla de los pájaros. Estos personajes tienen la intención de robarse los huevos de las aves (como en el video juego) y a partir de ese momento el tono de la historia cambia por completo.
La película pasa a centrarse en el humor escatológico, que incluye una escena donde los protagonistas observan a un águila orinando desde una roca, y la trama se convierte en una historia de venganza.
Tal vez no habría que analizar demasiado a Angry Birds pero la historia me hizo ruido.
Teniendo en cuenta que el film está orientado a los más chicos el mensaje que deja la trama es algo confuso. Los protagonistas resuelven todo a través de la violencia donde la diversión para por destruir a los enemigos. Los defensores argumentarán que ese es el espíritu del juego, pero creo que se podría haber trabajado con un poco más de tacto.
En 1982 Hanna-Barbera adaptó en la animación el juego Pac-Man, en una excelente serie para la televisión, y jamás necesitaron caer en la escatología para narrar la batalla entre la familia Pac y los fantasmas.
Esta película cumple con el objetivo de entretener un rato a los más chicos, pero la verdad que no representa el mejor esfuerzo de Sony en la animación.
A partir de esta semana el público infantil se encargará de definir si a los Angry Birds les da el cuero para brindar más producciones en el futuro o la incursión de los personajes en el cine termina siendo una anécdota