Es una ambiciosa versión del famoso videojuego, donde las aves luchan contra los cerdos.
En 2009 la empresa finlandesa Rovio Entertainment creó una serie de videojuegos llamada Angry Birds, que luego se convirtió en una aplicación para celulares con millones de descargas en todo el mundo.
El videojuego consiste en unos pájaros que entran en guerra con unos cerdos verdes porque estos les roban los huevos para comérselos. Impulsados con una gomera, los pájaros se lanzan como bombas para destruir los castillos de los porcinos. El enojo que tienen estas simpáticas aves es simplemente una característica especial, un mecanismo de defensa, un arma.
Rovio Entertainment es ahora Rovio Animation y no tardó en expandir el negocio e hizo Angry Birds: la película, una animación en la que no se quiere dejar nada afuera. Pero al no dejar nada afuera el que queda afuera es el espectador más pequeño.
Se podría decir que la película tiene dos partes bien marcadas. La primera se encarga de presentar a los personajes, poniendo el foco en Red, el pájaro irascible de color rojo y enormes cejas. La isla está liderada por una especie de viejo monarca, un pajarraco enano que se hace el rey. Pero el verdadero Dios a quien veneran es el Águila Poderosa, a quien nunca vieron.
Los desastres cometidos por Red debido a su enojo incontrolable los llevan a todos a tomar una decisión: mandarlo a un centro de rehabilitación, donde conoce a sus futuros amigos inseparables: Chuk (un pájaro amarillo súper veloz), Bomb (un pájaro con la capacidad de explotar) y Terence (un pájaro de enormes proporciones que mete miedo con su sola presencia).
La segunda parte es cuando llegan los cerdos invasores, liderados por Leonard. Los porcinos verdes traen el circo y los globos y la supuesta fiesta de la alegría para robarse todos los huevos de la isla, que son su alimento preferido. Y es Red quien tendrá que convencer a sus amigos para que lo ayuden a buscar al Águila Poderosa y juntos combatir a los cerdos.