Pájaros al ataque
La adaptación cinematográfica del juego para dispositivos móviles es una más que aceptable propuesta para toda la familia.
Creado por la empresa finlandesa Rovio Entertainment en 2009, Angry Birds es uno de los juegos más descargados de la era de los celulares táctiles. Su dinámica sencilla (tirar pájaros con una gomera hasta destruir una comunidad de cerdos para quedarse con los huevos que ellos robaron) y su gran cantidad de versiones, actualizaciones y spinoffs lo convirtieron en un auténtico ícono del mundo 2.0.
La versión cinematográfica de la popular aplicación pone en contexto esos hechos. Para esto elige como protagonista a uno de esos personajes, el cardenal Red, quien es obligado a hacer un tratamiento de manejo de ira. Allí conocerá a Bomb, un cuervo que literalmente explota por los aires cuando se enoja, y al solitario canario amarillo Chuck, que no tiene tantos problemas de control como de sociabilidad.
Angry Birds: La película explora durante la primera mitad la dinámica del trío. Trío cuya condición de perdedores y/o descastados lo emparenta con la Nueva Comedia Americana. La segunda está centrada en la aparición de los cerditos verdes dispuestos a todo con tal de robarse los huevos, desatando, ahora sí, la batalla para recuperarlo.
El film de Clay Kaytis y Fergal Reilly es veloz pero claro y colorido sin ser colorinche. Tiene, además, una enorme capacidad de invención visual, bien en línea con otros productos del departamento animado de Sony (Lluvia de hamburguesas, Hotel Transilvania). Dos razones que hacen de este film una más que aceptable propuesta para toda la familia.