Un Buenos Aires que ha sido legado
No decir más que lo ya dicho y coincidir: Anima Buenos Aires es canto animado de despedida, melancólica, de Caloi. De manera doble: como película posible (dado su estreno), pero también desde el porteño malevo, de efigie caricaturesca, que queda adherido al viejo farol oxidado de su segmento: "Mi Buenos Aires Herido". Allí, con él, todas las historietas hermosas, y la mucha animación de los muchos mundos posibles que Caloi en su tinta diera a conocer. (Jan Svankmajer ?entre muchos? como nombre a la admiración que este cronista sintió, cuando niño y para siempre, gracias a Caloi).
A todo ello sumar esta veta nueva, de proyección inmediatamente internacional, que significa Anima Buenos Aires. Caloi y María Verónica Ramírez, Carlos y Lucas Nine, los hermanos Faivre, Pablo Rodríguez Jáuregui, y los intermedios tangueros en stencil de Juan Pablo Zaramella. Todo un equipo de equipos, cada uno un segmento particular, con Buenos Aires como telón de fondo, para tematizar y retratar las maneras distintas del ser porteño o de lo que se presume como tal.
Al compás del stencil, entonces, adentrarse en la carnicería stop?motion fotográfica de los Faivre (de momentos sublimes por incomestibles, admirable), la gracia desatada de Carlos Nine en fusión con Lucas, a partir de una historieta del primero (desparpajo temático y gráfico, demencial, de espíritu fleischeriano y noir, una fiesta), el retrato del bar de barrio y sus habitués caloianos (con Pelusa Suero en voces ajadas de tanto decir "el cuuuulo", "las teeeetas", otra fiesta), y la resultante rosarina aporteñada, esto es: Pablo Rodríguez Jáuregui como director de grupo donde participan Flor Balestra, Max Cachimba, Silvia Lenardón, Luis Lleonart, más integrantes de Cooperativa Animadores de Rosario.
Entonces y rosarinamente: la historia de un pibe de ciudad gris, perdido entre autos muy altos y edificios grises, atrapado por las imágenes de aerosoles en colores de una niña. A seguir sus rastros y tratar de dar con ella, mientras la policía vigila y los padres mandan al niño al cuarto. En el peregrinar la fusión o alternancia entre los estilos distintos; es decir, Caminito, El Colón, subte, Tortoni, a través de la estilización gráfica de los artistas.
De manera tal que la importancia de Anima Buenos Aires es superlativa. Como film integral pero también como eslabón más para la tarea del cine de animación que en Rosario se desarrolla. Jáuregui ha sido parte del equipo de Caloi en su tinta desde sus inicios. Con la Escuela para Animadores como lugar actual, concreto, ha logrado un punto bisagra entre lo hecho y lo por hacer. En este intersticio, a su vez, la participación colectiva en la película de Caloi.