“Animal”, de Armando Bo
Por Jorge Bernárdez
Antonio (Guillermo Francesa) es un buen ciudadano, es gerente en un frigorífico y mantiene a su familia en buena posición económica. Todo está en su lugar hasta el día en que un diagnóstico medico da vuelta su mundo. Un problema renal lo pone en situación de paciente crónico con pocas expectativas de vida y lo que sigue es la diálisis, pero ese no es un tratamiento que pueda extenderse por mucho tiempo y aunque el paciente cumpla con todo lo que se le pide nada asegura que pueda recuperarse. La condición de Antonio es irrecuperable, de ser una persona sana pasa a ser un paciente crónico que ve como el cuerpo empieza a volverse su enemigo y que asiste a la muerte de compañeros de tratamiento. Antonio comienza entonces un camino paralelo al de su degradación física que es el camino a la pérdida de los valores éticos y sociales que hasta ese momento creía tener.
¿Para qué vivir como te enseñan que hay que vivir si llegado el momento nada te rescata de la muerte? Eso es lo que empieza a pensar el protagonista que siente que se le acaba el tiempo y que sólo lo salvará un trasplante de riñón, pero los protocolos son severos y el no es un candidato en el que la medicina y el estado piensen que vale la pena gastar recursos. A partir de ahí y cortando lazos definitivamente con sus creencias, Antonio comienza la búsqueda de un donante y lo encuentra. Es un donante de condición social precaria, pero además para llegar a ese candidato el camino de Antonio ha sido oscuro y poco edificante.
Armando Bo ha dado muestras de ser un buen director con la muy buena El último Elvis, además de ganar el Oscar cómo guionista por Birdman. La colaboración de Armando Bo con Alejandro González Iñárritu ha sido permanente e incluye Biutiful, una película casi insoportable en materia de vueltas siniestras de guión. Animal comparte bastante el espíritu misántropo de Iñarrirtu y otros grandes directores, que suelen solazarse con las miserias humanas. Es una película incómoda, oscura y pone al espectador en situación de generar empatía con alguien que puede reconocer como un par, que se ve lanzado a una carrera por la vida y tratándose de eso: ¿quién está tan seguro de que no es capaz de cualquier cosa?
Carla Peterson es la esposa del acomodado gerente que un día se entera que tiene poco tiempo de vida y lo acompaña pero claro, el camino que lleva a la lucha por supervivencia hace que estalle el grupo familiar o que al menos se piense que difícilmente pueda sostenerse la convivencia en semejante situación. Todo está muy bien filmado y hay varios planos secuencias que no solo sirven para mostrar el virtuosismo del director, sino también para darle a la película cierto sensación de deriva en una Mar del Plata que nunca resultó tan sombría y no parece el lugar festivo donde veraneaban Los Campanelli. Por supuesto que la película se recuesta sobre todo en la actuación de Francella, que se entrega a ese personaje que también ha representado tantas veces, el argentino medio, solo que en este caso es un padre de familia acomodado que llegado el caso puede mostrar su costado más sórdido.
ANIMAL
Animal (Argentina, 2018).
Dirección: Armando Bo. Guión: Armando Bo y Nicolás Giacobone. Elenco: Guillermo Francella, Carla Peterson, Federico Salles, Mercedes De Santis, Joaquín Flammini, Gloria Carrá, Marcelo Subiotto, Majo Chicar. Producción: Patricio Álvarez Casado, Milagros Roque Pitt, Cindy Teperman y Axel Kuschevatzky. Distribuidora: Buena Vista. Duración: 103 minutos.