Hora de elegir bandos
“Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald” (Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald, 2018) es una película de aventuras y fantasía que funciona como secuela de “Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos” (Fantastic Beasts and Where to Find Them, 2016). David Yates vuelve a estar a cargo de la dirección, siendo ésta su sexta cinta dentro del universo de Harry Potter. A su vez, la escritora J. K. Rowling continúa siendo la guionista luego de su debut en este rubro con la primera entrega estrenada en 2016. Protagonizada por Eddie Redmayne (Mi Semana con Marilyn, La Teoría del Todo), también retornan a sus respectivos roles Katherine Waterston, Alison Sudol, Dan Fogler, Ezra Miller, Zoë Kravitz (Divergente) y Johnny Depp. Además tendremos nuevas adquisiciones tales como Jude Law, Claudia Kim, Callum Turner, Victoria Yeates, entre otros.
Ambientada en 1927, la historia comienza cuando el reconocido mago tenebroso Gellert Grindelwald (Johnny Depp) está en prisión gracias a que, en la primera parte, el magizoólogo Newt Scamander (Eddie Redmayne) logró desenmascararlo. No obstante al ser trasladado a otro establecimiento mediante un carro alado por Thestrals, el hechicero consigue escapar sin mucha dificultad. Tres meses después, Newt es contactado por Albus Dumbledore (Jude Law) para detener los planes de Grindelwald ya que él, por una razón hasta el momento desconocida, no puede encargarse del asunto. Sin poder salir del país y con la insistencia de su hermano Theseus (Callum Turner) para unirse al Ministerio de Magia Británico, Newt primero deberá reencontrarse con Tina (Katherine Waterston), que ahora está en otra relación y se convirtió en Auror.
Luego de una primera entrega caracterizada por su sencillez y simpatía, donde no era ultra necesario haber visto los anteriores filmes de Potter para entender el argumento, “Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald” llega a las pantallas para cambiar esa tonalidad que se venía manejando. Mucho más compleja, oscura y adulta, la película resulta fascinante desde el aspecto visual, donde la magia está más viva que nunca. Con unos escenarios imponentes de Estados Unidos, Inglaterra y Francia, los efectos utilizados son 100% creíbles lo que genera que nos sea súper sencillo volver a sumergirnos en el mundo no muggle. Por otro lado, tanto el diseño de vestuario como el maquillaje y peinado están cuidados al máximo detalle teniendo en cuenta la época en la que se desarrolla la trama.
Las referencias para los más fanáticos están más que presentes en esta nueva producción, apelando a la nostalgia ya sea desde la música al entrar al Colegio de Hogwarts, los trucos de magia, personajes ya conocidos pero ahora con unos cuantos años menos y un villano que sería como el Voldemort de los años veinte. Johnny Depp se destaca con su interpretación de Grindelwald, personaje bien construido que tiene una mentalidad y objetivos súper claros. A la vez, este hechicero oscuro recuerda bastante a Adolf Hitler, ya que es increíble el poder de convencimiento que tiene al ser el centro de atención y dar un discurso.
Eddie Redmayne sigue dándole a Newt Scamander la timidez que lo caracteriza, aspecto que se puede notar no solo en su manera de hablar sino también en sus movimientos corporales y miradas. Es casi imposible no empatizar con Newt, en especial por la relación que tiene con sus criaturas y la capacidad innata de ver siempre lo bueno en las demás personas, nunca buscando fama ni poder.
A pesar de tener muchas escenas bien ejecutadas, que logran entretener y mantener el interés, la película dista de ser perfecta. Esto sucede en especial por la manera en la que está contada la historia, la cual no posee una edición que se caracterice por ser fluida. Es decir que, al haber tantos personajes con sus respectivas subtramas, los conflictos pierden peso y se entremezclan, dejando confuso al espectador. Además, la información relevante se otorga casi sobre el desenlace de una manera sumamente rápida y abrupta, lo que no la hace fácil de procesar para los que no están internalizados con las novelas de Potter.
Aunque “Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald” falle en su estructura narrativa y no tenga un título demasiado acertado, el espíritu extraordinario de la franquicia sigue estando presente, dejándonos expectantes por lo que vendrá. La aparición de nuevas criaturas tales como el Kelpie (caballo acuático con crines de junco) y el Zouwu (animal gigante originario de China), sumado al conocido y entrañable Escarbato, ya consiguen que su visionado en cine sea completamente placentero.