Se estrenó en salas “Animales Fantásticos 3: Los Secretos de Dumbledore”, trayendo de nuevo consigo la magia del Wizarding World.
Esta entrega cuenta mucho más sobre la historia del siglo XX del mundo de Hogwarts, los Ministerios de Magia de los diferentes países, y, lo que todos veníamos esperando, la del conocido personaje Albus Dumbledore (Jude Law) y sus allegados. Newt Scamander (Eddie Redmayne), nuestro héroe de la saga, se vuelve artífice de una misión en contra de la opresión hacia los “muggles” (gente no mágica) que promueve Gellert Grindelwald (Mads Mikkelsen), el líder de este movimiento opresor, que es, además, un viejo conocido de Dumbledore. Grindelwald continúa usando el resentimiento de Credence (Ezra Miller) para atentar contra el mundo mágico, pero necesita mucho más para lograr la aclamación del público y el poder que ambiciona; por eso, manipula y corrompe fuerzas naturales que Scamander deberá contrarrestar, siempre acompañado de Jacob Kowalski (Dan Fogler), su más cercano y fiel amigo muggle.
Es evidente que todo lo técnico, la música, los efectos especiales, son excelentes. Dejemos eso asentado, ya que Warner no decepciona y el nivel se mantiene.
De lo primero que podemos hablar es de la dirección, a cargo de David Yates. Brinda mayor atención (necesaria) al personaje de Dumbledore que en las entregas anteriores. Este “fan service”, muy esperado, desplaza levemente al personaje de Redmayne, pero es un cambio bienvenido para entender la dinámica entre ambos, tan afines. La esencia de su amistad incondicional y devoción mutua es capturada y embotellada en toda la película.
También es muy interesante la forma de ir revelando fragmentos del pasado de los personajes, en donde los flashbacks utilizados fluyen orgánicamente. Se atienden importantes cabos sueltos desde “Los Crímenes de Grindelwald”, como la procedencia de Credence, un poco del pasado de Aberforth (hermano de Albus Dumbledore), la relación entre Queenie y Jacob, y la de Tina y Newt. Se suma protagonismo de personajes antes algo dejados de lado, Bunty y Theseus, la asistente y el hermano de Scamander respectivamente, y se adicionan personajes nuevos - cuya participación lamentablemente no es relevante y se nota la intención de “cubrir un cupo ‘no blanco’”.
Se vuelve necesario hablar del guion y sus inconsistencias. Los momentos graciosos o agradables, a pesar de que rinden y están bien distribuidos, no encandilan lo suficiente como para dejar pasar lo torcidas o forzadas que son ciertas explicaciones, situaciones o sus resoluciones. El pasado de Aberforth no es claro, tampoco el de Ariana ni el de Credence, y ni hablar del pasado autoritario de Albus, afín a Grindelwald. No se hace suficiente énfasis en qué hizo cambiar de opinión al personaje de Jude Law en su juventud. Se apuran cosas que merecen más profundidad.
De la misma manera, no hay conexión con la película anterior, exceptuando a la revelación del pasado de Credence. Casi no se da atención a los animales fantásticos, a pesar de que aparecen en el título de la saga. La relevancia de estos para la resolución de la trama es mínima, no alcanza, además de mostrar momentos de crueldad para con las criaturas mágicas que hasta deberían tener advertencias de lo chocantes que son. Por otro lado, ¿alguien se acuerda de Nagini?... Bueno, parece que ni siquiera Rowling. Estaba más preocupada por el Pacto de Sangre entre Grindelwald y Dumbledore y forzar las situaciones que lo rodean, y eso incluye la ida del equipo al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, de forma totalmente irrelevante para la historia.
A pesar de todo esto, los personajes brillan; el elenco es infinitamente talentoso y el cambio del actor de Grindelwald (pasando de tener a Johnny Depp a Mads Mikkelsen) abre paso a un villano más distinguido, aunque menos expresivo, que no termina perjudicando al film.
Otra mención especial puede ser la de dirección de arte y vestuario, que, como hasta ahora, han dado en el clavo, volviendo a la película hermosa y manteniéndola en los mismos estándares que a las entregas anteriores.
Como fanática de Harry Potter, admito que me gustó mucho. A nivel industria, es una súper producción que está buenísima para ver en el cine. Solo queda esperar que las siguientes entregas mejoren el guion y retomen los personajes abandonados.
Por Carole Sang