Siete años separan los acontecimientos de Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald y está, su continuación. El contexto de la película se da en medio de las elecciones para elegir al nuevo jefe de la Confederación de la Magia, la cual une a todos los países mágicos del planeta para tener una mejor organización y subsistir junto al mundo muggle. Esto hace que haya personajes nuevos, los mismos jamás son presentados, ni tampoco sabemos, con exactitud, qué piensan. Por un lado, Vicencia Santos (María Fernanda Cadido) de Brasil, por otro lado, Liu Tao (Dave Wong) de China; ambos candidatos para Jefe de la Confederación de la Magia. Otro personaje es Anton Vogel (Oliver Masucci), el actual jefe de la confederación, proveniente de Alemania (por esto es que parte de los acontecimientos se dan en Berlín).
Es difícil dar una reseña de esta película. A primera vista, viendo el elenco con el que cuenta, considerando que JK Rowling es una gran escritora, y que sus predecesoras fueron buenas historias – Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos mejor que Animales Fantásticos: los Crímenes de Grindelwald–, se esperaba que fuera una buena historia, con un desarrollo más amplio. Desde el vamos, quienes leyeron los libros saben que la historia entre Grindelwald y Dumbledore tenía mucha “tela para cortar”; ampliar el mundo mágico era, a priori, algo simple, aunque complejo.
Si algo tiene de mágico la saga de Harry Potter es que, desde el comienzo, con la música te invita a entrar en ese mundo, y a través de la historia el espectador se pierde en ella. No podríamos decir que es el caso de esta película, incluso de esta saga precuela. Esto debería ser más una serie, mejor desarrollada. Incluso se podría jugar con los saltos temporales entre temporada y temporada. Haber pensado la historia como una serie no quiere decir que le baje el status ni mucho menos, series como Games of Thrones o Vikings son historias con excelentes producciones, y se pueden desarrollar mejor los personajes principales, así como los secundarios.
En el caso de Animales Fantásticos: Los secretos de Dumbledore (2022) la historia parecería ser el principal problema. La primera hora es lenta, sosa. No avanza, es un rejunte de acontecimientos que intentan hilar en un solo relato a todos los personajes, pero está forzado. Prácticamente, no cuenta nada nuevo. Y cuando más o menos empieza a elevarse, se desinfla con un final que le falta. De haber hecho una película junto a su antecesora, estaríamos hablando de otra cosa. Pero prácticamente cinco horas (entre ambas películas) para relatar hechos que están, de una u otra forma, conectados, parece exagerado. Hay subtramas que no están bien desarrolladas, acontecimientos que no son explicados, simplemente pasan.
Lo que sí es para destacar es que, por primera vez, los “animales fantásticos” juegan un rol importante, no son solo los amigos de Newt, está vez lo ayudan en su aventura, lo cual se agradece.
Además, hay que considerar que tiene buenas actuaciones. Eddie Redmayne es un excelente Newt, lo viene demostrando desde la primera película, en esta toma un rol más secundario, puesto que Albus Dumbledore cobra relevancia en la historia. Jude Law, por su parte, es un gran Albus Dumbledore, mucho más parecido a la construcción del personaje que hizo Michael Gambon que la que hizo Richard Harris en las dos primeras películas de Harry Potter (La piedra filosofal y La cámara secreta). Respecto a Mads Mikkelsen en su rol como Gellert Grindelwald, es un actor genial, pero hay algo que no termina de cerrar respecto a su construcción del personaje. Si es cierto que la química que se construye entre Albus y Gellert está presente, ¿podríamos haber tenido más de esto? Sí, y quizá en la próxima película lo tengamos.