Hay películas que parecen malditas desde el principio: entre retrasos de filmación, repentinos cambios de elenco y lo controversial que es su autora; podría parecer que su destino era el fracaso. Sin embargo, este no es el caso de Animales Fantásticos: Los Secretos de Dumbledore, que se estrena esta semana en cines. Cabe aclarar que esta crítica juzgará sólo a la creación, no a la creadora, ya que esa es una discusión para otro momento.
Tras un evento que podría cambiar el mundo mágico, y el no mágico también, Albus Dumbledore (Jude Law) le encomienda a Newt Scamander (Eddie Redmayne) y compañía una misión para al fin poder derrotar a Gellert Grindelwald (Mads Mikkelsen) de una vez por todas.
David Yates se encargó de dirigir los tres films de la saga, por lo que el concepto visual no cambió demasiado, pero es importante destacar una mejora en los efectos especiales: desde el realismo de los animales que están con Newt hasta los detalles en la magia, todo hace a este film maravilloso de verlo en la pantalla grande.
En esta tercera parte parecería que el personaje de Eddie Redmayne le cede un poco (sólo un poco) su protagonismo al de Jude Law. El actor de Sherlock Holmes (2009) entiende el peso de un personaje como Dumbledore y lo maneja con una pureza de alma que se ve claramente durante la cinta.
Mads Mikkelsen es un gran actor y su amplia filmografía lo demuestra, pero en este caso, es mejor dejar las comparaciones de lado: Johnny Depp hizo una versión de Grindelwald, y Mikkelsen encontró el suyo de un modo espléndido. El porte, la energía y las escenas con el Dumbledore de Law, logran una composición espléndida por parte del actor de Otra Ronda (2020). Superará muchas expectativas.
Más allá que existe la confirmación de dos películas más en la saga de Animales Fantásticos, este logra cerrar varias cuestiones vistas en los dos films anteriores; una decisión acertada por parte de los autores ya que es sabido que estirar por estirar no funciona. Pero lo más sorprendente es que no abre nuevas historias e interrogantes, por ende que el futuro está bastante incierto, o todavía no está escrito.
Los Secretos de Dumbledore tiene los elementos para atrapar, entretener, divertir y mantener en vilo al espectador. Siempre deja queriendo más.