Viaje fascinante a un universo irrepetible
El mundo de J.K. Rowling, la autora de Harry Potter, se transporta a una extraña Nueva York de 1926 donde una especie de conservacionista de animales fantásticos, mitad mago mitad científico, llega con una valija que contiene un auténtico zoológico sobrenatural digno de "El libro de los seres imaginarios" de Jorge Luis Borges.
El protagonista Newt Scamander (Eddie Redmayne) está por terminar su compendio de bestias fantásticas, libro que años más tarde leyó el mismo Potter en la famosa academia de magos de la saga. Este y otros detalles son las principales conexiones de esta nueva historia con el universo de Harry Potter. Pero, básicamente, "Animales fantásticos y dónde encontrarlos" es un relato totalmente distinto en tema y clima, y no sólo una nueva entrada indirecta en la taquillera franquicia de Rowling, aquí guionista y productora.
Esta Nueva York de 1926 está inmersa en un conflicto general para el submundo de los magos, que ha sufrido distintos incidentes que exponen su presencia ante los humanos, por lo que la burocracia maga trata por todos los medios de que no haya más sucesos que llamen la atención de los llamados "no magos". En ese contexto, el arribo del experto en animales raros es un problema, sobre todo porque, no bien llega, se le escapa de su valija maravillosa un "escarapato", animal fascinado por todo lo que brille, empezando por joyas y monedas que, por supuesto, se acumulan en un banco neoyorquino donde empiezan los traspiés.
La película mezcla muy bien el tono de comedia con los toques siniestros propios del lado oscuro del mundo de los magos, y ofrece imágenes alucinantes sin pausa. En un momento determinado del film hay un asombroso descenso al interior de la valija del protagonista que da lugar a una fascinante descripción de las criaturas del título, incluyendo todo tipo de seres verdaderamente indescriptibles. Y en realidad toda la película está llena de este tipo de escenas imperdibles, por ejemplo, la visita a un garito clandestino regenteado por un distorsionado Ron Perlman y que mezcla la mística de los locales de la era de la Prohibición con los problemas mágicos de marras. Del mismo modo, el score de James Newton Howard genera una atmósfera única al combinar elementos del jazz de la época con música épica digna de las catástrofes que caen sobre Nueva York.
El elenco apoya aun desde papeles secundarios, con Colin Farrel como un eficaz villano y excelentes intervenciones de Jon Voight, Samantha Morton y hasta Johnny Depp, aunque el que se luce constantemente es Redmayne. Pero aquí las estrellas son los increíbles seres imaginarios, que cobran vida en serio gracias a una batería interminable de efectos especiales. Esto es por sobre todo lo que convierte a esta película en algo que merece verse más de una vez.