Regresa el mundo de Harry Potter, pero antes de su existencia, en el inicio de esta nueva saga cinematográfica llamada Animales fantásticos y dónde encontrarlos.
Newt Scamander (Eddie Redmayne, un poco exagerado en mohines y tics en su actuación) es un magizoólogo, (mago que se especializa en animales fantásticos) que viaja a Nueva York para llevar a cabo algunas necesarias “reparaciones” para la vida de estos excéntricos bichos. Estamos en 1926 y de este lado de ultramar no se aceptan estos animales y además los magos deben permanecer ocultos ante el mundo o, por lo menos, no llamar la atención en virtud de mantener la paz en la que viven con los humanos (aquellos llamados muggles en Harry Potter). Newt encuentra a uno de ellos Jacob Kowalski (Dan Fogler) -que quiere abandonar su empleo rutinario y cumplir con el sueño de poner su negocio de panadería- de casualidad y por un equívoco de maletas y también halla a dos hermanas que trabajan en el Ministerio norteamericano de hechicería Porpentina “Tina” (Katherine Waterston) y Queenie Goldstein (Alison Sudol).
Algo parece suceder en la gran ciudad que está poniendo a todos recelosos, especialmente a Percival Graves (Collin Farrell), el Director de Seguridad y mano derecha de la Presidenta, algo que finalmente ocasionará muertes que pueden desatar una lucha sin cuartel. El cuarteto de marginales o marginados (un joven tímido echado del colegio, una auror desplazada de su cargo, un no-maj y una joven voluptuosa y enamoradiza que lee la mente) deberá unir fuerzas para salvar de la acusación a los animales y desentrañar los misterios de las fuerzas maléficas que están por desatarse.
Animales fantásticos y dónde encontrarlos es una suerte de spin off de Harry Potter (se nombra a Hogwarts, a Dumbledore y a la familia Lestrange, a través de Leta el primer amor de Newt) que permite volver o seguir desarrollando todo ese universo con nuevos personajes. J.K. Rowling, en su primera intervención como guionista, consigue mantener viva la llama de su imaginación y David Yates, el director, le da continuidad a la estética oscura y gris de las últimas cuatro películas de Potter tiñendo a ésta de la misma pátina de colores y tono, especialmente cuando se desata la lucha entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, de una forma cruenta y violenta, que “anticipa” lo que ocurrirá con la aparición de Lord Voldemort, que en este caso se llama Grindelwald (un personaje del que se habla y que aparecerá breve pero poderosamente para continuar la saga que ya se anunció compuesta de cinco filmes).
El otro tono, más lúdico y juguetón, es para contar todo lo que tiene que ver con los animales extraños que pululan en la película y a los que hay que recuperar una vez que se escaparon de la maleta del protagonista. Y también para mostrar el desarrollo de la historia de Kowalski y Queenie que se van ganando un lugar más que importante en el filme y casi robándose la atención. Son además de cierta función de comic relief, la trama romántica que funcionaría como el otro lado de la de los protagonistas que nunca alcanzan a desplegarla ante la importancia más solemne con la que se los construyó, al menos en esta primera entrega.
Más allá de cierta dificultad para desarrollar con la misma fluidez y lograr encadenar las historias en juego (especialmente la de la familia poderosa: padre dueño de los medios, un hijo político y el otro ninguneado, que parece asomar y se queda a mitad de camino o en la sala de montaje), o de “multiplicar” los finales, el inicio de esta saga (que en su origen sólo fue un pequeño libro a modo de enciclopedia que listaba animales -escrito con fines benéficos-, y de ser nombrado como texto escolar en los primeros años de colegio de Harry) Animales fantásticos y dónde encontrarlos es una interesante puerta de entrada para seguir disfrutando de más magia.