Los que están familiarizados con el universo de Harry Potter (especialmente el literario), saben que los alumnos de Hogwarts tienen entre los libros de texto “Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos”, de Newt Scamander. Una guía detallada que cataloga a cada una de las criaturas del mundo mágico, cortesía de este magizoólogo que pasó gran parte de su vida recorriendo el mundo para estudiarlas.
A partir de este librito, también publicado por J.K. Rowling, nos llega una nueva aventura que expande el universo del “niño que sobrevivió”, está vez alejada de la escuela de hechiceros y de Gran Bretaña, donde las leyes son bastante diferentes para los magos y brujas.
Estamos a mediados de la década del veinte, Voldemort no es un nombre que cause miedo, pero Europa está siendo azotada por un hechicero bastante tenebroso: Gellert Grindelwald. Preocupados, y temiendo a las represalias de los nomaj (muggles), del otro lado del charco, en los Estados Unidos, la comunidad mágica ha tomado las medidas necesarias, pero los ecos de la persecución empiezan a resonar por las calles de Nueva York de la mano de los Second Salemers, un grupo radical convencido de la existencia de brujas en su comunidad, encabezado por Mary Lou Barebone (Samantha Morton) y sus huerfanitos adoptados.
En medio de estos desmanes, y los sobreproteccionismos del MACUSA (Magical Congress of the United States of America), un joven Newt Scamander (Eddie Redmayne) arriba a la Gran Manzana con una maleta cargada de bichitos, algo que está estrictamente prohibido en esta tierra.
En un descuido, se le escapa un niffler (¿un qué?), y así se desencadenan una serie de enredos y confusiones que cruzaran al mago con un nomaj llamado Jacob Kowalski (Dan Fogler) y dos simpáticas brujas, las hermanitas Porpentina (Katherine Waterston) y Queenie Goldstein (Alison Sudol). Está de más decir, que de la valija se escapan otras tantas y criaturas y Newt va a pasar gran parte de su estancia tratando de atraparlas y limpiar los desmanes que hagan por el camino.
Pero los inofensivos animalitos de Scamander no son los únicos que acechan la ciudad. Hay algo más oscuro y peligroso que tiene a la presidenta del MACUSA y a su mejor Auror, Percival Graves (Colin Farrell), bastante preocupados.
“Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos” (Fantastic Beasts and Where to Find Them, 2016) se mueve en estos dos universos: por un lado la locura y la extravagancia de los animales y de Newt, todo un personaje en sí mismo, amante y protector de sus criaturas. Y por el otro, los miedos de ambos lados de la sociedad (humanos y magos) que deben afrontar el surgimiento y el ataque de algo bastante oscuro.
David Yates se mueve como un pez en el agua cuando se trata de llevar a la pantalla la fantasía creada por J.K. Rowling (también guionista de la película). El responsable de las últimas cuatro entregas de Harry Potter, acá puede jugar con un lienzo diferente, más basto y más adulto -sin las alborotadas hormonas adolescentes-, incorporando los mismos temas que ya conocemos, y un montón de guiños que conectan con el resto de la saga.
La historia, aunque ambientada setenta años antes que la de Harry, se siente natural y coherente. Yates nos muestra una sociedad mágica muy diferente donde, por ejemplo, está prohibido que magos y nomaj formen pareja. También nos muestra un festival de imágenes y criaturas desaforado, cargado de encanto y mucho humor con personajes que no temen hacer el ridículo. Cada uno tiene su personalidad, y los actores encajan muy bien en sus zapatos.
“Animales Fantásticos” no va a cambiar las reglas del género, ni traer nada nuevo. Su función es expandir un universo conocido y agregar nuevos detalles, historias y personajes que no forman parte de los libros, al menos, por ahora.
La trama de Newt resulta demasiado sencilla y el cruce con la verdadera amenaza, un poco agarrado de los pelos. Igual, hay algo de coherencia en este caos, aunque se apresure demasiado en la resolución del conflicto.
El director se toma demasiado tiempo para presentarnos a los personajes y un sinfín de criaturas, dejando poco espacio para la trama más interesante que, al final, resulta un tanto confusa. Pero no le podemos pedir mucho más a una película que se llama “Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos”, para eso están las secuelas que, suponemos, se adentrarán en el oscuro pasado de Grindelwald.
La magia está intacta, especialmente para los fanáticos que van a celebrar cada conexión con la saga de Harry. Esos niños lectores crecieron y ahora necesitan historias con personajes adultos, más acción y, de paso, un poco más de violencia y oscuridad. Es más de lo mismo, pero con otro contexto. La idea es recompensar al fan incondicional y traer nuevos adherentes a la causa. Cinco años después del final de la franquicia… all was well.